Susana Mercedes Torrejón Díaz

DEPORTISTAS OLÍMPICOS Y PARALÍMPICOS ANDALUCES

Susana Mercedes Torrejón Díaz
Sevilla

Susana Mercedes Torrejón Díaz

06.05.1969

Sevilla

1
Juegos OlímpicosDeporteCategoríaPrueba
Resultado
1992 Barcelona (España)Piragüismo_TranquilasFemeninaK-1 500 m
Puesto 15


Biografía de Susana Mercedes Torrejón Díaz

Cuenta entre sus honores esta mujer nacida en Sevilla el 6 de mayo de 1969 el de ser una de las cinco mujeres que inauguraron en Barcelona 1992 la historia olímpica del piragüismo femenino español y, obviamente, el de ser la primera palista andaluza en unos Juegos. Como no podía ser de otra manera por su origen, el río Guadalquivir fue su fuente de inspiración para que un día de 1980, cuando contaba con 11 años, decidiera inscribirse en un curso de iniciación en el piragüismo que organizaba el sevillano Círculo Mercantil e Industrial, con la impartición de José Manuel “Porra”.

Aquella experiencia iniciática fue tan satisfactoria que la pequeña Susana quiso explorar más allá y continuó dando paladas en la lámina del río hispalense, aunque ya a otro nivel de entrenamiento y bajo las directrices de otros entrenadores, tales fueron los hermanos Rodríguez Fernández, Antonio y Mariano, y el palista olímpico Álvaro López Espejo. Con ellos, el paso a la competición fue la consecuencia natural a su trabajo y la calidad de este se vio reflejada en una cosecha de nueve medallas de oro, una de plata y una de bronce en los campeonatos de España cadetes y seis de oro, tres de plata y una de bronce en los nacionales juveniles y júnior, en las pruebas de K-1, K-2 y K-4.

Esta proyección en los certámenes estatales fue premiada con la incorporación en 1985 al equipo nacional júnior, en el cual permanecería las tres campañas correspondientes a esta categoría, esto es, hasta 1987 inclusive, a las órdenes de Andrés Román Mangas y Enrique López.

En estos años, el botín de la sevillana en pruebas internacionales no fue escaso, más bien enriquecedor y estimulante para luego efectuar con confianza el salto al nivel superior. Entre sus logros, sobresale la doble participación en el Campeonato del Mundo Júnior, en Castel Gandolfo 1985 (9.ª en K-2 500) y Belgrado 1987 (8.ª en K-2 500 y 7.ª en K-4 500), y la exitosa concurrencia al Campeonato de Europa de 1986, en Copenhague, donde alcanzó su gran éxito internacional al proclamarse campeona continental en K-4 500, título al que unió la medalla de bronce en K-2 1.000, la 4.ª posición en K-2 500 y el 5.º puesto en K-1 500.

Paralelamente a estos campeonatos, Susana destacó en las regatas internacionales de Bochum 1985 (oro en K-2 500), París 1986 (bronce en K-1 500 y oro en K-2 500), Bagsværd 1986 (oro en K-4 500 y bronce en K-2 1.000) y Bratislava 1987 (plata en K-2 500 y bronce en K-4 500), en Alemania Federal, Francia, Dinamarca y Checoslovaquia, respectivamente.

Después de la enlucida singladura por la principal categoría de promoción, el acceso a la condición sénior se materializó en 1988, año olímpico en el que todos los recursos federativos y objetivos se centraron en la participación española en los Juegos de Seúl. Obviamente, esa aún no era la pelea de nuestra protagonista y sí los cuatro años que se abrieron en 1989 y que convergían en Barcelona 1992, donde el piragüismo femenino español habría de hacer su debut olímpico.

Aquellos cuatro años resultaron de una complejidad y exigencia máximas para Susana. La dureza de los entrenamientos, las largas concentraciones, la lejanía del hogar, la responsabilidad de tener que hacerlo bien en los Juegos de casa y la a veces imposible compaginación de los estudios –en el curso 1987-1988 había empezado Biología en la Universidad de Sevilla– fueron compañeros de viaje inseparables para nuestra protagonista en esta etapa de su vida. No obstante, esta severa dedicación tuvo un primer premio en 1990 con su inclusión en el equipo preolímpico español –y la consiguiente beca ADO–, pudiendo desde ese momento disfrutar de los mejores medios posibles en la frenética carrera preparatoria de los Juegos. Junto a Susana formaban parte del equipo nacional las palistas gallegas Joaquina Costa y Ana Penas, la asturiana Luisa Álvarez, la zamorana Belén Sánchez y la emeritense Belén Fernández.

En tales condiciones, el año de 1990 supuso para Susana el regreso a la primera escena competitiva, encadenando concentraciones y asistencias a pruebas internacionales como las regatas de Duisburgo (Alemania), Szeged (Hungría), Malinas (Bélgica) y Sevilla (España), el propio Campeonato de España –medalla de oro en K-1 5.000– y su primer y único Campeonato del Mundo sénior, en Poznan (Polonia), en el que terminó 16.ª en K-2 5.000 formando pareja con Joaquina Costa, a la que conocía desde el nivel júnior, cuando ambas hicieron dúo en el Mundial de 1985 y a la vuelta del mismo formaron parte de la primera concentración de piragüismo femenino llevada a cabo en España.

Las temporadas de 1991 y 1992 respondieron al mismo esquema de concentraciones en distintos puntos del territorio nacional, como la Residencia Joaquín Blume de Madrid (en invierno), Sevilla o Baños de Ledesma (Salamanca) en busca de láminas de agua favorables, y un sinfín de competiciones internacionales –más el Campeonato de España, donde fue medalla de bronce en K-1 500 en 1991 y medalla de plata en K-1 5.000 en 1992– al objeto de medirse con las rivales de otros países y terminar de decidir la composición de los barcos que representarían a España en Barcelona.

Finalmente, los técnicos nacionales descartaron a la extremeña Belén Fernández para los Juegos Olímpicos y decidieron que Susana Torrejón compitiese en la prueba de K-1 sobre 500 metros, a la cual concurrieron 16 deportistas. El feliz debut de nuestra biografiada se produjo el 3 de agosto en la sede olímpica del canal de Casteldefels llegando en 5.ª posición en la segunda regata de una primera ronda que servía de “calentamiento”, ya que todas las competidoras, independientemente de los puestos logrados, pasaban a las semifinales. En ellas, la clasificación para la final estuvo reservada a las cuatro primeras de cada una de las dos regatas más un tiempo, requisito que no pudo cumplir la hispalense, quien concluyó 7.ª en la primera serie, a 7.47 de los puestos buenos.

Habiendo sido válidos los tiempos a efectos clasificatorios y pese a la habitual ausencia de un ranking final en las pruebas de piragüismo más allá de los finalistas, hemos considerado consignar el puesto oficioso alcanzado por la andaluza en el sumario de la fase semifinal (15.º) como su posición en estas Olimpiadas.

Tras los Juegos, Piccolina –como se le conoció en el extranjero por su escasa estatura, inhabitual en este deporte– compitió en el ámbito nacional hasta 1994, pero realmente su retirada de la alta competición se produjo al regreso de los Juegos con tan solo 23 años. Era el momento de pensar más allá del deporte y labrarse un futuro profesional que el piragüismo no podía ofrecer ni entonces ni ahora. De esta forma, concluyó sus estudios universitarios y obtuvo la licenciatura en Ciencias Biológicas y, después de trabajar en una empresa de energías renovables, accedió a un puesto en la Agencia Andaluza de la Energía, en Sevilla, donde actualmente continúa.

Biografía extraída del libro 341 Historias de Grandeza, de los autores Pepe Díaz García y José Manuel Rodríguez Huertas, y actualizada a 3 de diciembre de 2020