Rocío
Gutiérrez “Guti”
Rocío Gutiérrez Sierra
19.07.1985
San Fernando (Cádiz)
Juegos Olímpicos | Deporte | Categoría | Prueba | Resultado |
---|---|---|---|---|
2016 Río de Janeiro (Brasil) | Hockey_Hierba | Femenina | Hockey hierba | Puesto 8 |
Biografía de Rocío Gutiérrez Sierra
Una de las últimas jugadoras de hockey en incorporarse a la nómina de olímpicos andaluces es esta gaditana, hija de Juan Antonio y Loli, nacida el 20 de julio de 1985 en San Fernando y a la que su padre transmitió su pasión por este deporte al igual que al primogénito de la familia, Martín, y a la melliza de Rocío, Laura, si bien fue nuestra protagonista la que tomó con solvencia el relevo paterno para llevarlo a cotas quizás inimaginables cuando asió por primera ver un stick.
La historia comenzó a principios de los 90 en un San Fernando que vivía el hockey con intensidad gracias a la labor de dos clubes, el Isla de León y el Amigos del Hockey, que habían impulsado esta modalidad después de las semillas plantadas en la localidad durante los años 60 y, sobre todo, 70. De dicha efervescencia fue partícipe el padre de Rocío, Juan Antonio Gutiérrez, que jugaba de portero y, además, se prestaba a llevar a cabo charlas y demostraciones por los colegios de la zona para captar nuevos jugadores para la cantera. Tanto en la faceta competitiva como en la divulgativa, nuestra biografiada gustaba de acompañarle, de forma que, imbuida en dicho ambiente, fue ella la que pronto, cuando contaba con 7 años, fue robada por este deporte después de haber practicado el baloncesto.
Como ella siempre dice, “me apasiona el hockey. Para mí fue muy importante la figura de mi padre. A veces, los padres conocen el deporte de sus hijos, a veces no. Pero no siempre están totalmente involucrados. En mi caso, sí. Se lo contaba todo y él sabía de qué estaba hablando cuando me aconsejaba”.
Sus primeros pasos deportivos fueron perfectamente compatibilizados con la formación académica, que cursó en el Colegio Público Juan Díaz de Solís –infantil y primaria– y el IES Wenceslao Benítez –secundaria–, los dos de San Fernando. En ambos frentes, estudios y deporte, progresó adecuadamente, destacando en el plano deportivo un logro, como fue el 5.º puesto con su club en el Campeonato de España infantil celebrado en el RC Polo de Barcelona, que le valió la llamada de la federación española para participar en una concentración de detección y tecnificación en Bilbao.
A ese primer paso extrarregional le siguieron otros en el camino de la formación y crecimiento como jugadora –defensa central/líbero– hasta que en 2001, después de haber obtenido el triunfo en el Campeonato de España Juvenil de Hockey Sala, escribió el primer renglón de su diario internacional al ser convocada por el equipo español sub-16 para el torneo Cuatro Naciones de Inglaterra y el Campeonato de Europa, en Italia, en los cuales mostró tal talento y calidad que la Real Federación Española de Hockey le concedió una beca para vivir en la Residencia Joaquín Blume de Madrid y entrenar en el Centro de Alto Rendimiento anejo.
Tomada la decisión con el consenso familiar oportuno, la andaluza abandonó con 17 años su entorno de siempre y marchó a la capital de España para recorrer con éxito un primer año duro debido a la necesaria adaptación y a la multitud de frentes que tuvo que atender pese a su juventud. Por un lado, los estudios de bachillerato –hizo el 2.º curso en el madrileño IES Ortega y Gasset– y los entrenamientos diarios. Por otro, los viajes a su tierra los fines de semana para ver a los suyos y jugar con su equipo, el CH San Fernando –nacido en 2000, fruto de la fusión del Isla de León y el Amigos–, y las competiciones de categoría sub-18 a las que fue reclamada para representar a España. Fue el caso en 2002 del Campeonato de Europa de Róterdam (Holanda), donde subió al podio para recibir la medalla de bronce, y en 2003 tanto del Cuatro Naciones de España como de una nueva edición del Europeo, en Dublín (Irlanda) –puesto 4.º–, con el que cerró sus internacionalidades sub-18.
Durante el segundo año en la Blume (temporada 2003-2004), la isleña ingresó en la categoría sub-21 (júnior) y fichó por el Club Egara de Tarrasa, con el que inmediatamente debutó en la División de Honor. No obstante, resultó una experiencia agridulce pues la alegría de jugar con las mejores del país se vio ensombrecida por la actuación del conjunto, que acabó 10.º clasificado y último y descendió a Primera División. Categoría a la que precisamente esa misma campaña había ascendido el CH San Fernando, de forma que Rocío decidió enrolarse en su antiguo club para ayudarle en la temporada 2004-2005, aunque luego, lograda la permanencia, prolongó la ficha también a la 2005-2006. En ambas, el cuadro gaditano se clasificó 5.º.
Paralelamente, la andaluza siguió completando etapas en la selección española y, con la sub-21, participó en dos ediciones del Campeonato de Europa –Dublín 2004 (puesto 5.º) y Catania 2006 (puesto 4.º)– y el Campeonato del Mundo júnior de 2005, en Santiago de Chile (puesto 6.º).
Llegamos de esta forma a un punto de inflexión en la carrera deportiva de Rocío Gutiérrez, la campaña 2006-2007. El estreno en la categoría absoluta no tuvo sino satisfacciones al principio, tales fueron el fichaje por el señero Club de Campo Villa de Madrid y el debut en febrero de 2007 con el primer equipo nacional, escenificado en el Campeonato del Mundo de Sala (Indoor Hockey World Cup), en Viena (Austria), aliñado con una fantástica medalla de plata tras caer en la final ante Holanda (2-4). Empero, al regreso a España, la andaluza se encontró con la inesperada y paradójica comunicación de que la federación no le renovaba la beca en la Blume, de modo que, tras 5 años en la residencia, debía abandonarla.
Deportista de carácter y aplomo, esta circunstancia no le apartó de sus propósitos y pasión por el hockey y en su club aportó –y sigue aportando– lo que de ella esperaban y más, de forma que la renovación de su ficha se ha ido produciendo de forma natural temporada tras temporada hasta llegar a la cifra de 15 cursos con el conjunto madrileño (2006-2007 a 2020-2021), contribuyendo al mejor momento del equipo femenino del Club de Campo y a la conquista de 9 campeonatos de liga de División de Honor (2007, 2009, 2010, 2011, 2012, 2014, 2015, 2017 y 2019), 11 ediciones de la Copa de la Reina (2008, 2009, 2010, 2011, 2012, 2014, 2016, 2017, 2018, 2019 y 2020), 11 campeonatos de España de sala (2007, 2008, 2009, 2011, 2012, 2013, 2014, 2015, 2017, 2018 y 2019) y diversos puestos de honor en competiciones europeas. En el máximo torneo continental de clubes, la EuroHockey Club Champions Cup, el Club de Campo y Rocío han sido subcampeones en 2008, 3.º en 2015 y 2018 y 4.º en 2012, 2014 y 2016, mientras que en la Recopa, la EuroHockey Cup Winners Cup, vencieron en 2007 y fueron subcampeonas en 2009 –última edición de esta competición. Por último, en la Copa de Europa de Sala (EuroHockey Indoor Club Champions Cup), el cuadro madrileño fue subcampeón en 2008, 2010, 2013, 2014, 2015, 2016 y 2018 y 4.º en 2012, 2017 y 2019.
En las competiciones que componen tan extraordinario y vasto palmarés de club, la andaluza mostró la valía de su juego en defensa siendo acreedora a reconocimientos individuales tales como mejor jugadora de la liga 2013-2014, mejor jugadora de la Copa de la Reina 2016, mejor jugadora del Campeonato de España de Sala 2013, mejor jugadora de la final a cuatro de la Copa de Europa 2015 y mejor defensora de la Copa de Europa de Sala 2016.
Tales logros, evidentemente, no podían pasar desapercibidos para los rectores de la selección española absoluta y, tras doce meses de ausencia, la andaluza volvió a lucir la camiseta nacional en 2008 jugando con el equipo en sala el Campeonato de Europa de Almería –puesto 6.º– y, sobre todo, en marzo de 2009 debutó en la modalidad olímpica de hierba en un partido amistoso contra Alemania en Tarrasa de la mano de Pablo Usoz, quien había sido su entrenador durante los cinco años de residente en la Blume.
Con Usoz de seleccionador, la gaditana se hizo insustituible en el equipo español y participó en el Desafío de los Campeones (Champions Challenge) –nivel inferior al Trofeo de Campeones– de 2009, en Ciudad del Cabo (Sudáfrica); el Campeonato de Europa de 2009, en Ámsterdam (Holanda) –puesto 4.º al perder por el bronce ante Inglaterra (1-2)–; el Campeonato de Europa de Sala en 2010, en Duisburgo (Alemania) –medalla de plata, perdiendo la final contra Ucrania–; y la Copa del Mundo de 2010, en Rosario (Argentina), primer Mundial de nuestra protagonista al que acudió pese a sufrir una fractura del quinto metatarso del pie derecho en marzo que le obligó a pasar por el quirófano y perderse el final de la temporada de club.
Esta World Cup supuso el final del segundo ciclo de Rocío en la selección pues la discretísima actuación –12.ª y última posición– provocó la destitución ese mismo año de Pablo Usoz y la llegada en 2011 de un nuevo seleccionador, Salva Indurain, quien desde el principio no contó con Rocío. No fue el caso del técnico de sala, Ángel Laso, quien la llevó al Campeonato de Europa 2012, en Leipzig (Alemania) –7.º puesto.
Este ostracismo sobre la hierba concluyó a la par que el ciclo olímpico de Londres 2012 –Juegos a los que España no logró acudir– y el advenimiento del cuatrienio hasta Río 2016, que el equipo español femenino afrontó a las órdenes de un nuevo técnico, Adrian Lock, segundo entrenador de Indurain, quien pasó al cuadro masculino.
Con el inglés, Rocío se integró ya de forma definitiva en la selección, erigiéndose en una pieza importante en la línea de retaguardia, lo cual hizo crecer sólidamente en ella el sueño de estar, por fin, en los Juegos Olímpicos. Sin embargo, el camino hacia la ansiada meta fue, sin duda, complicado y arduo. Quinta en el Campeonato de Europa de 2013, en Boom (Bélgica), y 4.ª en el Champions Challenge de 2014, en Glasgow, España no se clasificó para la Copa del Mundo de La Haya 2014 y se jugó sus opciones olímpicas en la semifinal de la Liga Mundial 2014-2015 disputada en 2015 en Valencia y que hizo las veces de torneo preolímpico. El 6.º puesto del combinado nacional –11.º en la Liga Mundial– no otorgó la plaza directa para Río 2016, pero la renuncia de Sudáfrica a participar posibilitó la invitación de la Federación Internacional de Hockey al sexto clasificado, por tanto, España.
A los Juegos España acudió con el precedente del 4.º puesto logrado un año antes en el Campeonato de Europa de Londres –Alemania apartó (1-5) a las españolas de la medalla de bronce–, por tanto, una brillante clasificación para un equipo al que Adrian Lock dio otro aire, logrando con las jugadoras una comunión que funcionaba en la competición y ello se apreció igualmente en el Centro Olímpico de Hockey de Río de Janeiro, al que acudieron con toda la ilusión del mundo las seleccionadas Berta Bonastre, Gloria Comerma, Begoña García, Xantal Giné, Cristina Guinea, Lucía Jiménez, María López, María López de Equilaz, Alicia Magaz, Georgina Oliva, Beatriz Pérez, Carlota Petchame, Julia Pons, Lola Riera, Carola Sanvatella, Rocío Ybarra y las andaluzas María Ángeles Ruiz –en su condición de portera reserva– y Rocío Gutiérrez, con el número 2 de dorsal y que siempre empezó de titular en todos y cada uno de los partidos.
En la ronda preliminar, España se estrenó el domingo 7 de agosto cayendo ante Holanda (0-5). Luego, perdió frente a China (0-2) y Nueva Zelanda (1-2), pero se recuperó con una victoria de prestigio ante Alemania (2-1) y batiendo en el último partido a Corea del Sur (3-2). Como 4.ª clasificada del grupo A accedió a los cuartos de final, correspondiéndole el cruce con el primer equipo del grupo B, Reino Unido. Las británicas, a la postre campeonas olímpicas al batir en la final a Holanda, cercenaron (1-3) el lunes 15 de agosto la carrera olímpica de las españolas, que, pese a ello, quedaron emplazadas en la 8.ª posición y lograron el diploma.
Además de todo lo indicado, conviene reseñar en el ámbito académico y laboral que Rocío Gutiérrez se tituló en Publicidad y Relaciones Públicas por la Universidad Complutense de Madrid y que ha trabajado en una consultoría de selección de personal como administrativa, así como en el Club de Campo como entrenadora de categorías inferiores, ocupaciones ambas de las que tuvo que prescindir en 2016 en los últimos meses de preparación para los Juegos al objeto de poder asistir a las concentraciones y partidos amistosos.
Rocío cerró los Juegos Olímpicos con 93 internacionalidades absolutas, cifra que en 2017 aumentó hasta llegar al centenar el 8 de febrero en el partido España-Turquía correspondiente a la segunda ronda de la Liga Mundial y disputado en Valencia. Posteriormente, la isleña fue llamada por Adrian Lock para la Liga Mundial, en la que España llegó a semifinales y se aupó a la 7.ª posición en la semifinal de Bruselas, y para la convocatoria previa al Europeo de Ámsterdam, si bien al final no fue una de la seleccionadas. Su último concurso en un evento de primer nivel fue el Campeonato del Mundo de Londres 2018, en el que España se hizo con la medalla de bronce tras doblegar a Australia (3-1) en el partido decisivo y tras el cual la andaluza anunció su retirada de la selección con 151 internacionalidades.
Actualmente, Rocío Gutiérrez sigue viviendo en Madrid, trabaja desde septiembre de 2016 en el departamento de recursos humanos de una empresa de servicios y juega en el primer equipo femenino del Club de Campo Villa de Madrid, aunque reconoce que sigue enamorada de su tierra, Cádiz, y de su costa de levante, añorando su querida playa del Palmar y el pueblo de Vejer de la Frontera.
Biografía extraída del libro 341 Historias de Grandeza, de los autores Pepe Díaz García y José Manuel Rodríguez Huertas, y actualizada a 26 de noviembre de 2020