Rocío Florido Florido

DEPORTISTAS OLÍMPICOS Y PARALÍMPICOS ANDALUCES

Rocío Florido Florido
Olímpica

Rocío
Florido

Málaga

Rocío Florido Florido

16.01.1976

Málaga

1
Juegos OlímpicosDeporteCategoríaPrueba
Resultado
2004 Atenas (Grecia)AtletismoFemenina20 km marcha
Puesto 30


Biografía de Rocío Florido Florido

Nacida el 16 de enero de 1976 en Málaga, para la única marchadora andaluza participante en unos Juegos Olímpicos el atletismo fue un “amor de instituto” pues fue en el entorno del IES Santa Rosa de Lima de la capital malagueña y a la edad de 15 años cuando descubrió la carrera como medio para disfrutar. Inmediatamente se inscribió en el club de atletismo de dicho centro educativo, dirigido por el entrenador Juan José Sánchez, y empezó a correr y a participar en carreras escolares y populares, tales como la de El Corte Inglés de Málaga. No obstante, al año de práctica atlética probó la especialidad de la marcha y tanto le gustó aquella nueva forma de desplazamiento que, con 16 años, decidió centrarse en ella.

Sus comienzos en la marcha fueron de forma autodidacta, si bien muy pronto, al ver la pasión de la amable Rocío, el inefable Juanjo Sánchez comenzó a dirigir sus pasos y supervisar su evidente progresión. En 1995, ingresó en la Universidad de Málaga para estudiar Ciencias Biológicas y paralelamente recaló en el club de atletismo de la institución universitaria –permaneció cuatro temporadas (1995 a 1998)–, siendo un año importante atléticamente hablando pues la malagueña, con un tiempo de 55:13.9, se aupaba al 2.º puesto del ranking nacional júnior de los 10 kilómetros.

Efectuada la presentación en el mundillo atlético español, en 1997 se estrenó en el extranjero al formar parte del equipo nacional que participó en la Copa del Mundo de Podebrady (República Checa), donde Rocío se clasificó 68.ª en 10 km con una marca de 48:00, muy próxima al registro (47:52) que ese año le otorgó el 8.º puesto del ranking nacional, prestación mejorada al año siguiente al ser la 6.ª mejor española, con 45:30.

En 1999, fichó por el gaditano Club Atletismo Chapín Jerez, con el que completó otras cuatro temporadas (1999 a 2002) en las que la malagueña dotó de mayor dedicación y profesionalización a su trayectoria atlética y dio el salto a la prueba de 20 km, que alternaría año tras año con la de 10 km, tanto en pista como en ruta. Así, bajo la nueva dirección técnica de Rafael “Fali” Sánchez, nuestra protagonista, aún universitaria, acudió en 1999 a la Universiada de Palma de Mallorca y rozó el podio al concluir en 4.ª posición (45:51) la prueba de 10 km. Asimismo, volvió a la Copa del Mundo, en Mézidon-Canon (Francia), aunque ya en la distancia olímpica de 20 km, terminando 49.ª (de 110) con un registro de 1:37:25, la 5.ª mejor marca española del año. En 2000, debutó en la Copa de Europa de marcha, efectuada ese año en Eissenhuttenstadt (Alemania), haciéndose con la 37.ª posición (1:38:21) en 20 km.

De esta forma, la andaluza emprendió en 2001 el ciclo olímpico de Atenas 2004 con la ilusión personal de cruzar el umbral de la Villa Olímpica ateniense y cumplir de ese modo el sueño que se forjó en sus comienzos en la marcha cuando vio cómo Daniel Plaza se proclamaba campeón olímpico en Barcelona 1992. Motivos había para la esperanza y por trabajo y esfuerzo no iba a quedar.

Para empezar, la campaña de 2001 se saldó con el 23.º puesto (1:35:31) en la Copa de Europa de Dudince (Eslovaquia), la obtención de su primera medalla internacional –la de bronce en 20 km en los Juegos Mediterráneos de Túnez– y la 4.ª plaza (1:34:10) en 20 km y la 2.ª (45:27) en 10 km en las tablas españolas del año, significando en ambos casos que esas han sido las posiciones más altas –luego repetidas– que ha alcanzado en toda su carrera en los rankings nacionales.

Ya en 2002 la joven y jovial Rocío compitió en su tercera Copa del Mundo, consiguiendo en Turín (Italia) el 46.º lugar (1:39:48) en 20 km.

Así, llegó la campaña de 2003, en la que la malagueña fue contratada por el club más importante de España, el Valencia Terra i Mar, cuyos colores defendió durante cinco años (2003 a 2007), experimentando de forma paralela un relevo en su dirección técnica, que pasó a manos de José Antonio Quintana, con el que permaneció incluso cuando abandonó la entidad valenciana. El nuevo binomio entrenador-atleta no funcionó en los comienzos, firmando un flojo año de 2003 en el que la andaluza ni siquiera compitió en 20 km. Pero fue la antesala de la gran temporada de Rocío, la de 2004.

Ese año se proclamó subcampeona de España absoluta de 20 km en Zaragoza y campeona iberoamericana –medalla de oro en 10 km (44:22) en el Campeonato Iberoamericano celebrado en Huelva– y además firmó la mejor marca de su vida, 1:31:29, que le aupaba de nuevo al 4.º puesto nacional del año. Así, cuando una de las componentes del trío de marcha femenino seleccionado para participar en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 se lesionó a escasos días de la competición, la llamada para sustituirla no podía ser a otra que a Rocío Florido, quien en un viaje relámpago se presentó en Atenas pocas horas antes de la prueba.

En efecto, el 23 de agosto y a sus 28 años, Florido compitió junto a otras 56 mujeres en la prueba de los 20 kilómetros, una exigente carrera en la que se clasificó 30.ª, luego de detener el cronómetro en 1:35:32, siendo la segunda de las españolas en la línea de meta, por detrás de la catalana María Vasco (7.ª), en tanto que la aragonesa María Teresa Gargallo fue descalificada por los jueces. El oro correspondió a la local Athanasia Tosumeleka (1:29:12).

Tras estos Juegos y la maravillosa experiencia vivida, el atletismo, la marcha, siguió siendo el eje principal de la vida de Rocío, que fijó sus pretensiones en estar en unas segundas Olimpiadas. Asimismo, el nuevo ciclo olímpico trajo consigo un cambio de residencia, pues se trasladó a Madrid al objeto de estudiar Fisioterapia en la Universidad Complutense.

El primer paso hacia Pekín 2008 fue una solvente temporada de 2005 en la que conquistó la medalla de plata en 10 km en pista en el Campeonato de España celebrado en Málaga y la 5.ª posición en 20 km en el Nacional en ruta, en el Prat de Llobregat. Además, formó parte del equipo nacional en la Copa de Europa de Miskolc (Hungría) –descalificada en 20 km– y en los Juegos Mediterráneos de Almería 2005 –4.ª en 20 km (1:37:23).

Posteriormente, se produjo un bajón en el rendimiento de nuestra olímpica debido a problemas físicos que le obligaron a circunscribir en 2006 sus presencias a pruebas menores en 5 y 10 km –destacar únicamente el 9.º puesto en 10 km en el Campeonato de España, en Zaragoza– y que terminaron desembocando en una lesión, motivo de una temporada 2007 totalmente ausente de las pistas y, en cierto modo, de su salida del Valencia Terra i Mar.

Tras este infortunado parón, la malagueña fichó en 2008 por el Club Atletismo Málaga y echó el resto en busca de apurar las últimas opciones de estar en el equipo olímpico español. Así, en febrero acabó 4.ª en 20 km (1:33:43) en el Campeonato de España llevado a cabo en Castro Urdiales (Cantabria) y en mayo obtuvo el mejor puesto de su vida, el 28.º (1:34:26), en su cuarta y última Copa del Mundo, en Cheboksary (Rusia), pero ello resultó insuficiente para estar en los Juegos Olímpicos.

Completó el año siendo descalificada en el Campeonato Iberoamericano de Atletismo, en Iquique (Chile), 4.ª clasificada en 10 km en el Nacional de Santa Cruz de Tenerife y también 4.ª del ranking español del año de 20 km con la marca realizada en Castro Urdiales –y 3.ª en 10 km (44:28).

En 2009, acudió a su última competición internacional, la Copa de Europa disputada en Metz (Francia), donde alcanzó un notable 17.º puesto en 20 km (1:39:40), y fue subcampeona nacional de 10 km en pista –en Barcelona– y medalla de bronce en 20 km –en San Pedro del Pinatar (Murcia). Pese a la brillantez de tales resultados, definitivamente en 2010, con 34 años, se retiró de la alta competición, luego de apuntarse un 7.º puesto en 20 km en el Campeonato de España llevado a cabo en la localidad ibicenca de Santa Eulalia del Río y un abandono en 10 km en pista en el Nacional de Avilés, en julio.

Deportista empedernida, en esta su última temporada en la marcha de alto nivel había empezado a practicar también la carrera de fondo y el 9 de mayo de 2010 debutó en la Media Maratón de Pamplona –fue 8.ª en la categoría femenina, con un tiempo de 1:29:39–, ciudad en la que se había instalado tiempo atrás. No obstante, no continuó con esta nueva faceta atlética al menos en el ámbito competitivo y, tras dos años de ausencia, en 2013 volvió a competir en marcha con ficha por el Pamplona Atletismo, al que representó en el Campeonato de España de Clubes en la prueba de 5 km hasta su retirada en 2017.

Actualmente, Rocío Florido, medalla de la Hermandad de la Virgen del Rocío de Málaga como una de las «Rocíos» más destacadas de la ciudad, sigue viviendo en Pamplona con sus hijos, Mencía y Beltrán, y allí trabaja como fisioterapeuta en el Hospital Ubarmin, perteneciente al sistema sanitario público de Navarra.

Biografía extraída del libro 341 Historias de Grandeza, de los autores Pepe Díaz García y José Manuel Rodríguez Huertas, y actualizada a 3 de noviembre de 2020