Rocío Carla Delgado Gómez

DEPORTISTAS OLÍMPICOS Y PARALÍMPICOS ANDALUCES

Rocío Carla Delgado Gómez
Olímpica

Rocío
Delgado

Granada

Rocío Carla Delgado Gómez

21.07.1977

Huesca

1
Juegos OlímpicosDeporteCategoríaPrueba
Resultado
2010 Vancouver (Canadá)FreestyleFemeninaEsquí cross
Puesto 31


Biografía de Rocío Carla Delgado Gómez

Nacida el 21 de julio de 1977 en Huesca, a los 2 años de edad se marchó con sus padres Ángel y Carmen a Granada, al pie de Sierra Nevada, macizo que la ha visto crecer como deportista y desde donde construyó una carrera deportiva exitosa que le ha llevado a ser la primera –y única hasta la fecha– olímpica andaluza en esquí estilo libre o freestyle, en la especialidad de esquí cross.

En la bella ciudad de la Alhambra discurrió su infancia y adolescencia y, obviamente, su formación académica, la cual efectuó en los colegios La Asunción y La Presentación (primaria), el IES Mariana Pineda (secundaria) y el Colegio San Isidoro (bachillerato), siempre teniendo un “compañero” inseparable como fue el deporte invernal, cuya práctica proporcionó a la pequeña Rocío, además del disfrute propio de subir a la sierra y deslizarse por la nieve, una educación en valores que ella destaca sobremanera y una forma de vida.

Terminado el bachillerato, nuestra protagonista emprendió la vida universitaria en Granada, en el Centro de Magisterio La Inmaculada –centro privado y actualmente adscrito a la Universidad de Granada–, donde cursó Magisterio de Educación Física. Posteriormente, se instaló en Huesca para estudiar Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, viviendo a caballo ente el Pirineo –donde entrenaba– y la capital, si bien el cuarto y último año de la carrera lo llevó a cabo en Granada para poder compaginar mejor la preparación deportiva y los estudios. En 2007, Rocío obtuvo la licenciatura.

Retomando los comienzos en los deportes de nieve, Chío, como se la conoce cariñosamente, se formó en el más popular de todos, el esquí alpino, aunque sus preferencias y su corazón siempre se dirigieron hacia el estilo libre, como resultó patente cuando quedó prendada del esquí cross el día que lo probó. Aquellos circuitos y los saltos le aportaban la diversión y la chispa que ella siempre ha buscado en el esquí, de forma que, cuando esta especialidad empezó a crecer en el ámbito nacional en el cambio de siglo, Rocío Delgado fue una de las pioneras que contribuyeron a su desarrollo, destacando desde el principio en las escasas competiciones de la época. Prueba de ello, sus triunfos en el joven circuito nacional, el Crossmax Series, en las temporadas 2002-2003, 2004-2005 y 2005-2006.

En esta última campaña, tras confirmarse que la Federación Internacional de Esquí (FIS) había incluido el esquí cross –skicross, en inglés– en el programa olímpico de Vancouver 2010, en el seno de la Federación Andaluza de Deportes de Invierno se creó un equipo específico para esta especialidad a las órdenes de José Luis Alejo y en el cual se integró Rocío Delgado con un sueño: intentar la clasificación olímpica. Varios obstáculos jalonaban el camino de cinco años hasta los Juegos, aunque básicamente el hándicap de tener que partir de cero en el ranking mundial, que es la vía principal para conseguirla, y la nula experiencia internacional de la deportista.

Embarcada en una aventura en la que debería rendir como nunca antes lo había hecho para hacerse un nombre –y un puesto– en el circuito internacional, debutó el 14 de enero de 2006 –con 28 años– en la Copa del Mundo con una prometedora 16.ª plaza en Les Contamines (Francia). Presencia y nivel que mantuvo en las otras pruebas del máximo circuito mundial en las que participó –21.ª en Kreischberg (Austria) y 19.ª en Sierra Nevada (España)– y que le permitió ocupar, al término de la temporada 2005-2006, el 19.º puesto en la general final de esquí cross en la World Cup.

Durante la siguiente temporada (2006-2007) desempeñó las funciones de entrenadora del equipo de la federación andaluza, labor que supo compatibilizar con la participación en pruebas internacionales. Esta campaña no pudo acudir a la Copa del Mundo y se centró en la Copa de Europa, en cuya clasificación general se impuso luego de, entre otros resultados, haber logrado dos triunfos parciales, ambos en Sierra Nevada, a finales de marzo de 2007. Mes y estación en la que también alcanzaría la medalla de oro absoluta en la primera edición del Campeonato de España.

Fortalecida moralmente por el triunfo continental, la andaluza afrontó el curso 2007-2008 con una gran ilusión puesto que el sueño de ser olímpica que había comenzado a acunar dos años antes empezaba a convertirse en una opción real. Así, integrada en el novedoso equipo nacional y con la dirección técnica de Isidoro Ruiz –padre de Carolina Ruiz Castillo– y Javier Argüelles como preparador físico, Chío Delgado firmó una notable temporada en la que regresó a la Copa del Mundo, haciendo su presencia en el máximo circuito mundial más frecuente –corrió 7 pruebas– y notoria, con resultados como la 7.ª y 10.ª posición en las pruebas parciales de Sierra Nevada y Valmalenco (Italia), respectivamente, la clasificación para la final y la 16.ª plaza en la clasificación general del año, que pasa por ser la mejor prestación de siempre de una deportista española en esta especialidad.

Para rematar el año, revalidó el título nacional –otra vez en Sierra Nevada– y en la Copa de Europa concluyó tercera, después de haber subido al podio en dos de las cinco pruebas puntuables: Bormio (Italia) y Horní Misecky (República Checa).

Durante la temporada 2008-2009, la competencia se volvió feroz en el esquí cross femenino y ello, unido a una disminución en el rendimiento de la granadina, motivó que el nivel de sus resultados fuese muy inferior en la Copa del Mundo. Como muestra, el 45.º puesto conseguido en la general y el 25.º como mejor puesto parcial, logrado en Lake Placid (Estados Unidos) el 19 de enero y que le dispensó el acceso al primer y único Campeonato del Mundo que disputó, en Inawashiro (Japón), donde acabó 24.ª en la prueba de esquí cross celebrada el 2 de marzo de 2009.

Así las cosas, con un pasaporte olímpico que, tras los esperanzadores primeros dos años del ciclo olímpico, se había complicado sobremanera, nuestra protagonista encaró la decisiva temporada 2009-2010 en la que se jugó el todo por el todo en una intensa tournée de un mes, del 21 de diciembre al 24 de enero, que le llevó a participar en siete pruebas de la Copa del Mundo, en San Cándido (Italia), St. Johann (Austria), Les Contamines, Alpe d’Huez (Francia), Blue Mountain (Canadá) y Lake Placid, estación americana en la que, con un excelente 15.º puesto, la andaluza rubricó, no sin suspense e in extremis, la deseada clasificación olímpica.

Tanta fue la presión sufrida y el esfuerzo realizado, así como las ganas de seguir entrenando para rendir al máximo nivel, que, tras la prueba de Lake Placid, Rocío decidió no volver a España y descansar durante una semana antes de marcharse directamente a la Villa Olímpica de Vancouver para preparar en soledad con calma y aclimatación la participación en los Juegos casi tres semanas antes de la inauguración. Como ella recuerda, “estuve esquiando allí para recuperarme, porque lo había pasado muy mal hasta que logré la clasificación. No conseguía los puntos, en la primera lista no había entrado… y hasta el último momento no se produjo el milagro y salió todo bien”.

Tras tanto sufrimiento, el 23 de febrero de 2010 y bajo una intensa nevada, Rocío Delgado se presentó en la pista olímpica de Cypress Mountain –en la que no había podido entrenar en las semanas previas por falta de nieve– para la calificación de esquí cross de la que, con el 31.º mejor tiempo (1:22.67), entre 35 participantes, promocionó a la primera ronda (octavos de final). Por la tarde, en la octava eliminatoria de dicha fase, llegó en 3.ª posición (por tanto, eliminada) detrás de la canadiense Ashleigh McIvor –medalla de oro– y la australiana Jenny Owens.

“La meteorología cambió de la noche a la mañana, la nevada hizo que la pista se pusiera muy lenta haciéndome fallar donde era más fuerte, en la salida, mi dorsal era muy alto y los esquís no estaban preparados para esas condiciones”. Un cúmulo de circunstancias adversas que impidió a la granadina competir como hubiese deseado el día por el que tantos años había entrenado y luchado.

Sin embargo, estas adversidades, para un espíritu aguerrido y robusto como el de nuestra biografiada, actuaron de estímulo y Rocío, a su regreso de Canadá, se determinó a mejorar la actuación en los Juegos cuatro años después en Sochi 2014. Pero antes había que culminar la temporada. De este modo, tras competir en las pruebas de la Copa del Mundo de Branas (Suecia), Grindelwald (Suiza) y Meiringen (Suiza), cómo no, su amada Sierra Nevada sería el escenario de la despedida del año. El 20 de marzo disputó su vigesimonovena prueba de Copa del Mundo en la estación granadina –acabó 19.ª– y el 11 de abril ganó por tercera vez el Campeonato de España, ante los suyos. Sus palabras al bajar del podio del Nacional –“es el final de un ciclo… No sabemos si será el principio de algo”– resultaron premonitorias pues, sin saberlo, aquella carrera en la montaña donde se crio como esquiadora fue la última.

En julio marchó de nuevo sola, sin su equipo, a entrenar a Saas-Fee (Suiza) y una caída le provocó una rotura tendinosa de importancia, tras cuya operación y ante la incertidumbre de no saber si podría recuperar el nivel físico tomó la decisión de retirarse como deportista ese mismo verano de 2010.

Al regreso a España, Chío marchó a Madrid para empezar una nueva vida. En la capital, trabajó en el Comité Olímpico Español –de 2010 a 2015– en la difusión de los valores olímpicos y organización de eventos y como agente comercial en la Asociación de Deportistas. Asimismo, se formó como entrenadora personal y ejerció como tal llevando la preparación a distintos deportistas, y fue profesora de Educación Física y de esquí cross. Pero fundamentalmente nació en su cabeza la idea de crear un proyecto empresarial personal que reflejase su entusiasmo por el deporte y fuese su modo de vida.

Así, en diciembre de 2015 retornó a su querida y añorada Sierra Nevada para constituir su propia escuela de esquí y snowboard, Xhio, siendo hoy día su principal ocupación, y, como ella dice, el medio para ser “directora de su vida, de su empresa y de sus sueños”. Además, colabora con la Federación Andaluza de Deportes de Invierno, llevando el comité de freestyle y entrenando al equipo de esta modalidad.

Biografía extraída del libro 341 Historias de Grandeza, de los autores Pepe Díaz García y José Manuel Rodríguez Huertas, y actualizada a 16 de noviembre de 2020