Rafael
Alcaide “Crispi”
Rafael Alcaide Crespín
21.05.1948
Sevilla
Juegos Olímpicos | Deporte | Categoría | Prueba | Resultado |
---|---|---|---|---|
1968 Ciudad de México (México) | Fútbol | Masculina | Fútbol | Puesto 5 |
Biografía de Rafael Alcaide Crespín
La historia olímpica del fútbol andaluz comenzó en 1968 con la inclusión en la selección española que viajó a México del malagueño Espíldora, el cordobés Jaén y el sevillano Rafael Alcaide, conocido por Crispi. Nacido el 22 de mayo de 1948 en el barrio sevillano de Nervión, frente al estadio del Ramón Sánchez-Pizjuán, al año de vida, debido al traslado de su padre, militar, se instaló en Córdoba, ciudad que ya se convertiría en su auténtica casa. En la ciudad de los califas vivió precisamente cerca de otro estadio, El Arcángel, cercanía que alimentó su admiración por el fútbol y por los futbolistas, y que le llevaba a pasar buena parte del día viendo los entrenamientos del club local, el Córdoba Club de Fútbol, al margen de actuar como recogepelotas cuando había partido. Con tantas influencias, era normal que el pequeño Rafael saliese futbolista.
Hijo de Rafael y Josefa y con un hermano, Manuel, que llegaría a ser árbitro en Segunda División, los primeros pasos de su formación en el arte del balompié los dio en los escenarios del colegio y la escuela de la calle, donde fue descubierto por Abelardo Sánchez, presidente y entrenador del Club Santiago, y quien le enseñó desde infantiles las habilidades específicas, distribución y visión de un mediocentro. En este club debutó en competiciones oficiales, junto a otros futuros ilustres como Miguel Reina, Tejada o Dioni, y mostró sus habilidades a los ojos de técnicos de clubes superiores, tal es el caso del Real Betis Balompié, que lo captó para el equipo juvenil, por entonces conducido y dirigido por Ernesto Pons. Retornó por tanto a Sevilla, donde se instaló con otros chicos de proyección futbolística –Luna, Cruz, Dioni o González– en la pensión situada en el número 12 de la calle Federico Sánchez Bedoya, al lado de la Catedral.
Para Crispi, la etapa hispalense fue un período de maduración en el que llegó a ser convocado por la selección andaluza de juveniles y que concluyó abruptamente cuando superó la edad juvenil, estando unos meses sin jugar porque el Betis no le daba la baja. No iba a quedarse en Sevilla y regresó a Córdoba para fichar por el equipo que le hizo soñar de pequeño (y sufrir de mayor), el Córdoba. En su filial, dirigido por Rafael Mena, Alcaide se hizo imprescindible destacando de sus compañeros. Tanto que Marcel Domingo le hizo debutar con 19 años en el primer equipo cordobesista la temporada 1967-1968, en la Primera División, ante la Real Sociedad de San Sebastián, en Atocha.
Casi de inmediato este mediocentro, alto para la época (1,76 m) y con una característica cabellera rubia que le hacía parecer más alemán que español, como algunos decían, entró en la selección española sub-23, con la que jugó 7 partidos antes de ser convocado por Pepe Santamaría para el equipo olímpico de México 1968 junto a Andrés Mendieta, Fernando Ortuño, Gerardo Ortega, Gregorio Benito, Isidro Sala, Ciáurriz, José Barrios, José Garzón, José Grande, Igartua, Juan Asensi, Juan Fernández, Miguel Ochoa, Pedro Mora, Ramón Alfonseda y los también andaluces Espíldora y Jaén.
El torneo olímpico contó con 16 selecciones y tuvo como campeón a Hungría, que barrió (4-1) en la final a Bulgaria. España disputó –y Crispi debutó– el primer partido el 14 de octubre ante Brasil, con victoria (1-0). Luego ganó a Nigeria (3-0) y empató con Japón (0-0), antes de caer definitivamente en cuartos de final el 20 de octubre ante los anfitriones, los mexicanos (2-0), en el estadio de Cuauhtémoc de Puebla.
Tras la experiencia olímpica, el andaluz fue objeto de deseo del Veracruz mexicano, cuya sustanciosa oferta profesional fue rechazada, no sin una meditación profunda, para continuar con el Córdoba la temporada 1968-1969 –hay que recordar que los Juegos Olímpicos se celebraron a mediados de octubre, con la liga ya comenzada–, año a cuyo término el equipo perdió la categoría y descendió a Segunda División.
Posteriormente, serían el RCD Español de Barcelona y el Real Oviedo los que se interesarían por el sevillano, sobre todo el club ovetense, cuya oferta era mejor en lo dinerario y cuyo entrenador, Eduardo Toba, había mostrado un interés tenaz por el futbolista. Así, tras jugar en la ciudad califal las campañas 1969-1970 y 1970-1971 –el Córdoba ascendió a Primera–, la entidad cordobesista aceptó el traspaso y el rubio Crispi marchó a la capital del Reino de Asturias en la campaña 1971-1972, en la que contribuyó junto a compañeros como Lombardía, Carrete, Iriarte, Galán, Nico o Uría al ascenso del Real Oviedo a la Primera División.
Tras la experiencia asturiana, el andaluz actuó de nuevo en Segunda División defendiendo los colores de la Cultural Leonesa CF (1972-1973), el Linares CF (1973-1974) –ambos equipos descendieron– y el Tenerife CF (1974-1975) y, por último, jugó en el Orense CF, club en el que en 1977, con 29 años, se retiró como jugador profesional para comenzar una nueva etapa como técnico, una vez efectuado el Curso Nacional de Entrenadores.
En este nuevo y complicado oficio, Crispi dirigió a numerosos equipos. En un primer momento a los asturianos Mosconia CF –el primero–, Langreo CF, Europa de Nava y Caudal de Mieres, y luego al Palencia CF y Mallorca B antes de llegar a su primer banquillo en Segunda División B, el del Pontevedra CF, el 3 de enero de 1988. En Pontevedra permaneció hasta el final de la campaña 1987-1988 y parte de la 1988-1989, año que terminó en el Granada CF.
En la temporada 1989-1990 dirigió al Córdoba CF en la primera de sus cuatro etapas en la entidad cordobesista, siendo el entrenador que más veces ha estado en el primer equipo: temporadas 1989-1990 y 1990-1991, temporada 1994-1995, primer tercio de la temporada 2001-2002 y dos tercios finales de la temporada 2004-2005, estas dos últimas en Segunda División, la mayor categoría en la que ha llegado a entrenar.
Por medio, Crispi guio al Jaén CF (1992-1993), Elche CF (1993-1994), Granada CF (1995-1996), Lorca CF (1997-1998), Ceuta CF (1998-1999), Real Murcia –con el que consiguió el ascenso a Segunda División A en 2000– y Ciudad de Murcia (2002-2003). Tras su periplo en los banquillos, que concluyó en 2005, Crispi tuvo una efímera etapa como secretario técnico en la UD Las Palmas en la temporada 2009-2010, con el croata Sergio Kresic como entrenador del equipo.
Actualmente, Crispi reside con su mujer, Mónica, en la playa de San Juan, en Alicante, retirado del fútbol. Tiene dos hijos, Sergio y Susana.
Biografía extraída del libro 341 Historias de Grandeza, de los autores Pepe Díaz García y José Manuel Rodríguez Huertas, y actualizada a 16 de noviembre de 2020