Pedro Medina Casado

DEPORTISTAS OLÍMPICOS Y PARALÍMPICOS ANDALUCES

Pedro Medina Casado
Olímpico

Pedro
Medina

Jaén

Pedro Medina Casado

25.06.1941

Lopera (Jaén)

1
Juegos OlímpicosDeporteCategoríaPrueba
Resultado
1964 Tokio (Japón)Tiro olímpico_PrecisiónMasculinaFusil calibre pequeño tendido
Puesto 62


Biografía de Pedro Medina Casado

Único tirador andaluz de precisión con arma larga que ha participado en unos Juegos Olímpicos, Pedro Medina, hijo de Manuel y Carmen, ambos maestros, y el mayor de seis hermanos, nació el 25 de junio de 1941 en Lopera, un pueblo de cuatro mil habitantes en la campiña norte de Jaén lindante con Córdoba y cercano al Guadalquivir en el que transcurriría solo parte de la infancia de nuestro protagonista, pues cuando nació el último de la saga la familia se trasladó a Jaén con el fin de facilitar los estudios de los seis hijos, aunque sin dejar la casa del pueblo.

Sería, por tanto, en la capital del Santo Reino donde Pedro iniciaría su pasión por el tiro al blanco a raíz de que, con 12 años, recibiese de regalo de Reyes una carabina de aire comprimido, que sustituyó al tirachinas que usaba para probar la puntería. Este regalo, un medio maravilloso como era el campo de tiro de Jaén, una federación dispuesta a ayudar a los jóvenes con armas y munición y la disponibilidad de personas mayores para enseñar sin reservas posibilitaron que nuestro biografiado encontrase el camino correcto para desarrollarse en el mundo del tiro.

De aquellos comienzos, Pedro recuerda que “los fusiles que usábamos habían participado en las dos guerras mundiales y en la civil española. Había que limpiarlos de óxido y suciedad, ponerlos a punto e intercambiar piezas para conseguir uno que agrupase los impactos en el blanco”.

Paralelamente al calendario de la federación nacional de tiro, la Organización Juvenil Española (OJE) organizaba sus propias pruebas con un modelo de carabina propio, del calibre 22 –olímpico ya, no de guerra–, en una de las cuales, en marzo de 1959, participó Pedro Medina, con 17 años, cubriendo una plaza vacante que se produjo en el equipo de la provincia de Jaén, con tal acierto, pese a debutar en una competición deportiva, que el jefe de grupo, Martín Ochoa, le acogió permanentemente en este equipo.

Ello, sin embargo, no supuso que el jiennense tuviese un preparador específico y continuado, siendo fundamentalmente él mismo el encargado de mejorar técnica y puntería el resto de aquella primera temporada (1959), así como en los dos siguientes años, esto es, 1960 y 1961. Y no lo hizo nada mal a tenor de resultados que recogió en su periplo por la categoría juvenil: 4.º en su primer Campeonato de Andalucía (1959), 6.º en su primer Campeonato de España (1959), campeón de Andalucía en 1960, campeón de España en 1960 y subcampeón de España de armas olímpicas en 1961.

Compatibilizando estudios de Peritaje Industrial –que concluyó en 1964– y entrenamientos, siempre desde Jaén, en 1962 fue incluido en el grupo de jóvenes tiradores de carabina del que se hizo cargo el ex olímpico español José Manuel Andoin y debutó en la categoría sénior del Campeonato de España celebrado en Zaragoza, donde concluyó 5.º y 6.º en cada una de las pruebas olímpicas. Como consecuencia, fue seleccionado para el equipo nacional y participó en varios encuentros internacionales.

Al año siguiente (1963), en plena realización de las milicias universitarias, nuestro biografiado se alzó con la medalla de bronce en carabina 3×40 durante el Campeonato de España de Armas Olímpicas, aunque por problemas con los visados no pudo asistir ni al Torneo Latino, en Rumanía, ni al Torneo Ibérico, en Lisboa, para los que había sido convocado.

De esta forma sobrevino el año olímpico de 1964, en el que, no sin grandes dificultades académicas y militares, Pedro Medina supo aunar todas sus responsabilidades y estar en los momentos determinantes de la temporada deportiva, cuales fueron el Campeonato de España de Armas Olímpicas, en Barcelona –medalla de bronce en carabina 3×40–, el Torneo Ibérico –medalla de plata– y los torneos suizos de Zúrich y Lucerna, en los que obtuvo la marca mínima exigida para poder participar en las Olimpiadas de Tokio 1964.

A sus 23 años, en una España que apenas había comenzado a abrirse al exterior, aquel viaje a Japón con el equipo nacional representó toda una aventura en sí misma para el tirador andaluz, que ya en competición firmó una digna actuación aquel 16 de octubre de 1964 en que le tocó en suerte tirar en el campo de Saitama, dentro de la prueba de carabina pequeño calibre, posición tendida, 50 metros. Clasificado en la 62.ª posición, entre 73 tiradores, sumó 579 puntos luego de las 6 rondas disputadas (96, 98, 97, 97, 96 y 95), a 18 del campeón, el húngaro László Hammerl.

Después de estos Juegos, ingresó en la Residencia Blume de Barcelona, donde permaneció dos años y medio becado por la Delegación Nacional de Deportes pudiendo compatibilizar los estudios de aparejador, entrenamientos y competiciones con el objetivo de participar en los siguientes Juegos Olímpicos. Cabe indicar que, como curiosidad, en la residencia compartió habitación, entre otros, con el tenista Manuel Orantes y que su regreso a Jaén en 1967 se debió a que comenzó a trabajar.

Internacional por España y debutante en el Campeonato del Mundo en 1966 –en la ciudad alemana de Wiesbaden–, cuando llegó el año 1968 su participación en México dependía fundamentalmente de cubrir con éxito los dos meses de concentración que la federación española exigía como preparación para el magno evento. Un requisito que, por otro lado, resultaba imposible para Pedro por motivos laborales, de modo que, muy a su pesar, tuvo que renunciar a los que hubieran sido sus segundos Juegos Olímpicos y se alejó de la competición para centrarse en su trabajo, esposa –se casó con Pepa Sánchez en 1969– y los tres hijos que habrían de venir, Rodrigo, David y Gustavo.

En 1970 obtuvo mediante concurso oposición plaza de aparejador en el Ayuntamiento de Jaén, desempeño que durante once año logró sobrellevar con el ejercicio libre de esta profesión, el tiempo con la familia y los entrenamientos, que retomó en 1974, animado por su mujer.

En el regreso a los campos de tiro y a la competición de alto nivel, Pedro mostró que no había perdido ni la templanza ni el acierto al empuñar la carabina con resultados como la medalla de plata en el Campeonato de España y el puesto 26.º en el Campeonato del Mundo celebrado en Thun, al lado de Berna (Suiza), durante la temporada de su retorno. Al año siguiente (1975), el andaluz volvió a ser internacional, representando a nuestro país en el Campeonato de Europa de Bucarest (Rumanía) –su primer y único Europeo– y en los Juegos Mediterráneos de Argel, donde se clasificó 6.º en carabina de pequeño calibre tendido, con 578 puntos.

Pese a todo, Pedro no consiguió la clasificación para los Juegos de Montreal 1976, aunque siguió entrenando, con la ayuda permanente de su familia, y volvió a ver recompensada su entrega con una nueva selección para su tercer y último Campeonato del Mundo: Seúl 1978.

Definitivamente, lo que había comenzado en Jaén veintiún años atrás llegó a su conclusión en Sevilla justamente un día de marzo de 1980 realizando los últimos disparos en competición oficial durante la disputa del Match Ibérico. Así se despedía Pedro Medina, tirador internacional en 47 acontecimientos y aparejador que desarrolló sus funciones en Jaén y pueblos de la provincia, dejando huella en multitud de edificaciones y rehabilitaciones.

Actualmente, jubilado desde diciembre de 2010, dedica su tiempo a la familia, a la lectura y continúa con el ojo en el punto de mira, pero por los cotos andaluces de caza en compañía de su mujer.

Biografía extraída del libro 341 Historias de Grandeza, de los autores Pepe Díaz García y José Manuel Rodríguez Huertas, y actualizada a 11 de diciembre de 2020