María Luisa Muñoz González

DEPORTISTAS OLÍMPICOS Y PARALÍMPICOS ANDALUCES

María Luisa Muñoz González
Córdoba

María Luisa Muñoz González

06.05.1959

Puente Genil (Córdoba)

1
Juegos OlímpicosDeporteCategoríaPrueba
Resultado
2000 Sídney (Australia)AtletismoFemeninaMaratón
Puesto 39


Biografía de María Luisa Muñoz González

Olímpica en Sídney 2000, con 41 años, el caso de esta cordobesa es un ejemplo de perseverancia ya que persiguió con denuedo la participación en unos Juegos hasta lograrla, pese a la decepción de no haber sido seleccionada para Atlanta 1996 con la mínima olímpica acreditada. Nacida el 6 de mayo de 1959 en Puente Genil (Córdoba), en 1965 emigró con sus padres a Viladecans, un pequeño pueblo de las afueras de Barcelona, en busca de una mejor situación económica y desde entonces ha hecho su vida en aquel entorno.

Como la mayoría de las chicas de su edad, comenzó la práctica deportiva en el colegio y progresó gracias a la dedicación y vocación de su profesor de gimnasia, como se le denominaba entonces. Este no fue otro que Marcos Flores, quien la inició con 11 años –categoría infantil– en el campo a través y posibilitó que participase en los Juegos Escolares de Cataluña. Entusiasmada por las carreras, su evolución pronto desbordó las posibilidades que podía ofrecerle el entrenamiento escolar y se incorporó al Club Natación Barcelona, donde fue preparada por el entrenador Domingo López.

Participante en pruebas de medio fondo (1.500 y 3.000 metros) en los campeonatos de Cataluña y de España de su categoría, el fallecimiento de su madre cuando María Luisa contaba con 17 años le supuso el abandono de los entrenamientos para terminar los estudios de administrativa. Sin embargo, el apoyo de los dirigentes del Natación Barcelona, su director técnico Arturo Ruf, su entrenador Domingo López y los compañeros del club –entre ellos Jordi Martínez, quien más adelante se convertiría en su esposo– hizo que la cordobesa recuperase la motivación por el atletismo.

Con 19 años mudó al Club Gimnástic Barcelonés y con la dirección técnica de Paco Núñez sus marcas mejoraron sustancialmente. Así, obtuvo el título catalán de cross y 10.000 metros en pista, prueba en la que, a pesar de las sugerencias y consejos de su entrenador para pasar a la maratón, se mantuvo durante varios años (fue campeona catalana en 1990, 1991 y 1993).

A los 24 años, contrajo matrimonio con Jordi y, fruto del mismo, nació su único hijo, Rubén, cuando nuestra protagonista contaba con 28 años, circunstancia esta –la maternidad y la crianza del bebé– que le dificultó el entrenamiento continuado, posponiéndose una vez más el cada vez más difícil acceso a la elite.

No obstante, poco a poco y con mucho esfuerzo María Luisa logró recuperar su forma atlética y destacar en medios maratones, lo cual supuso una importantísima y necesaria inyección de moral para decidirse en 1990, tras escuchar diferentes consejos, a ponerse en manos del entrenador Luis Miguel Landa, a quien llegó a través del maratoniano Alfonso Abellán. El reto no era otro que llegar lo más lejos posible en maratón y la medalla de bronce (2:39:35) lograda el 13 de octubre de 1991 por detrás de Irizar y Llamas en el Campeonato de España –celebrado dentro del Maratón de San Sebastián– fue el primer síntoma de que la apuesta era seria y había fundamentos para soñar.

En 1992, más: 3.ª (2:40:09) en el Maratón de Barcelona y medalla de plata (2:40:09) en los Campeonatos Iberoamericanos, en Sevilla, estrenando internacionalidad. Y en 1993, mucho más. De nuevo internacional, llegó 5.ª en la Copa del Mundo de Maratón celebrada en San Sebastián el 31 de octubre pulverizando el récord de España con un tiempo de 2:31:01 y subió al podio para recoger la medalla de plata colectiva, junto a Rocío Ríos, Mónica Pont, Josefa Cruz y Aurora Pérez. El equipo femenino español de maratón nunca ha vuelto a ser medallista en esta competición.

Además, María Luisa fue 2.ª en la Maratón de Valencia, y, en el ámbito del medio maratón, ganó el Campeonato de España, en Valladolid, con plusmarca nacional incluida (1:12:19), y el 3 de octubre compareció al II Campeonato del Mundo de Medio Maratón, en Bruselas (Bélgica), siendo 11.ª con rebaja de su propio tope nacional (1:12:04) incluida. El año antes ya había estado –puesto 63.º– en la primera edición del certamen mundialista, en South Shields (Reino Unido).

En 1994 la cordobesa fue convocada para su primer Campeonato de Europa al Aire Libre, que ese año se llevó a cabo en Helsinki (Finlandia), si bien no pudo concluir la prueba de maratón, aunque sí cabe reseñar sus posiciones en Boston (21.ª) y Tokio (10.ª, con 2:35:48).

En el siguiente curso atlético (1995), efectuó igualmente el debut en el Campeonato del Mundo al Aire Libre, en Gotemburgo (Suecia). Allí, corrió el maratón en 2:41:27, entrando en el puesto 21 a 15:58 de la campeona, la portuguesa Manuela Machado. Previamente, el 9 de abril, había formado parte del equipo español de la Copa del Mundo de Maratón, en Atenas, no pudiendo el colectivo reeditar la medalla de plata de la edición previa al clasificarse 6.º. Individualmente, nuestra biografiada sí volvió a dar la talla y repitió en el trazado ateniense, con 2:34:35, el sensacional 5.º puesto que se apuntó en San Sebastián.

De esta forma, llegamos al año olímpico de 1996, en el que, con toda la ilusión de mundo por estar en los Juegos, el 25 de febrero corrió los 42,195 kilómetros más rápidos de su vida para ganar el Maratón de Sevilla con 2:28:59, registro que se mantuvo como récord absoluto femenino de la prueba hasta 2009, que todavía constituye la 7.ª mejor marca española de todos los tiempos y que, a su vez, significó la mínima para acudir a la Olimpiada de Atlanta, si bien la andaluza quedó como reserva y tuvo que ver cómo viajaban a Estados Unidos las titulares Rocío Ríos, Mónica Pont y Ana Isabel Alonso.

Aquella no asistencia acarreó a María Luisa una profunda decepción que a punto estuvo de significar su retirada, pero el deseo de estar en unos Juegos fue mayor que la decepción y se recompuso anímicamente para proseguir con los entrenamientos con la vista puesta en Sídney 2000.

Ausente también del Mundial de Atenas 1997 –solo participó Rocío Ríos–, ese año se clasificó 3.ª (2:40:01) en el Maratón de Ámsterdam y en la temporada siguiente mejoró (4.ª, con 2:31:55) en Róterdam , aunque el hito de esta campaña fue el retorno al equipo nacional para ser de la partida del maratón del Campeonato de Europa de Budapest 1998, donde acabó 20.ª (2:35:53), siendo la segunda mejor española por detrás de Rocío Ríos.

La cordobesa siguió en la órbita de la selección en 1999, temporada en la que tuvo una digna participación en el Campeonato del Mundo de Sevilla 1999, al ocupar el 33.º puesto (2:45:00) en maratón y el 5.º colectivo en la Copa del Mundo, evento que desde 1997 se disputaba integrado en el Mundial bienal. Sin embargo, fue el triunfo en el Campeonato de España de 2000, en Valencia, con un registro de 2:32:34, el que terminó de obrar la hazaña de ser incluida en el trío de maratonianas –junto a Ana Isabel Alonso y Griselda González– que representó a España en las Olimpiadas de Sídney 2000 y, lo que es más importante, de hacer realidad el sueño y el premio a una vida de esfuerzos, renuncias y sacrificios para estar en una cita olímpica.

María Luisa Muñoz debutó en los Juegos el 24 de septiembre y corrió el maratón en un tiempo de 2:45:40, a 22:26 de la vencedora, la japonesa Naoko Takahashi, lo que le otorgó el 39.º puesto, entre 53 participantes (8 abandonaron).

Posteriormente, la fondista andaluza cerró este año mágico participando (15.ª, con 1:15:54) en su tercer Campeonato del Mundo de Medio Maratón, celebrado en Veracruz (México), competición a la que regresó el año siguiente (2001), con sede en Bristol (Reino Unido), haciéndose con la 33.ª posición (1:13:12).

Esa carrera del 7 de octubre de 2001 fue su última aparición internacional. Días más tarde, el 28 de octubre, corrió (2:48:49) en Madrid su último maratón y en 2002 puso punto y final a su trayectoria como atleta de alto nivel, en la cual, tras el Natación Barcelona, defendió los colores de los clubes Integra2 de Hospitalet, Universidad de Oviedo y Puma-Sevilla Abierta, este en sus mejores años.

Desde entonces ha seguido entrenando y corriendo –dentro de los clubes Canal Isabel II y Atletismo Sant Boi– aunque a menor nivel y en especialidades como las carreras de montaña, cuando no reverdeciendo laureles en medias maratones en la categoría de veteranos o en pruebas populares de 10 kilómetros, aunque por diversión y pasión por el atletismo, compaginando todo ello con la familia y el negocio deportivo que comparte con su marido en Viladecans, donde continúa viviendo.

Biografía extraída del libro 341 Historias de Grandeza, de los autores Pepe Díaz García y José Manuel Rodríguez Huertas, y actualizada a 5 de noviembre de 2020