María del Carmen Vaz Pardal

DEPORTISTAS OLÍMPICOS Y PARALÍMPICOS ANDALUCES

María del Carmen Vaz Pardal
Sevilla

María del Carmen Vaz Pardal

09.05.1968

Sevilla

1
Juegos OlímpicosDeporteCategoríaPrueba
Resultado
2000 Sídney (Australia)VelaFemeninaMistral
Puesto 8


Biografía de María del Carmen Vaz Pardal

Antes de que Blanca Manchón y Marina Alabau escribiesen párrafos en los anuarios de los Juegos, a otra hispalense le correspondió el honor de inaugurar la participación andaluza en la tabla a vela olímpica. Esta navegante no fue otra que Mari Carmen Vaz, nacida el 9 de mayo de 1968 en el interior, en Sevilla, pero a una hora escasa de la playa onubense de Matalascañas, lugar en el que su familia –sus padres, Emrique y Rosario, y cinco hijos, siendo ella la cuarta– poseía un apartamento, en el edificio Las Arenas, y donde nuestra alegre protagonista, fin de semana tras fin de semana, verano tras verano, forjó una inquebrantable alianza con el mar y las actividades acuáticas.

Todo comenzó en 1981 cuando, contando con 13 años y en los albores del windsurf en la zona, los niños del bloque de apartamentos adquirieron entre todos una tabla para compartirla a ratos organizados, aunque ella “era la más pesada y siempre que estaba libre terminaba cogiéndola de nuevo. Al final me gustó y empecé a competir”, recordaba en una entrevista en El Desmarque.

Los tres veranos siguientes la pequeña Carmen hizo todas las “horas extras” que pudo aprovechando desde que comenzaba a soplar el viento hasta el anochecer, una dedicación que recibió de sus padres el regalo de la compra de material propio para que no tuviese que compartir y hacer turnos para navegar. Fueron momentos, además, en los que hay que destacar la amistad surgida con una de las personas que más determinó la vida deportiva de la hispalense, cual fue Paco Manchón, arquitecto de profesión y navegante por afición.

Con tabla propia, en septiembre de 1985 concurrió a su primera competición oficial, el Campeonato de Andalucía, celebrado precisamente en Matalascañas, experiencia que le cautivó y le indujo a comprometerse con los entrenamientos para rendir a mayor nivel. En esta línea ascendente, en 1989 ganó su primer Campeonato de Andalucía –título que obtendría once veces desde 1989 a 1999– y decidió trasladar los entrenamientos a Puerto Sherry, en El Puerto de Santa María (Cádiz), para formar parte del equipo de competición de la Federación Andaluza de Vela –a las órdenes de González Lamadrid y Luis Núñez–, mientras que en tierra y diariamente la preparación física la llevaba a cabo en un gimnasio de la casa de Paco Manchón, bajo la dirección de Pepe Lorente.

Fruto de este trabajo, la andaluza se proclamó campeona de España de la clase raceboard en 1990, 1991 y 1992, y de la clase olímpica mistral en 1993, 1994, 1995 y 1996. Además, fue incluida en el equipo preolímpico nacional con vistas a los Juegos de Atlanta 1996 y emprendió su singladura en los campos de regatas del mundo con prestaciones como la 4.ª posición en mistral en los Juegos Mediterráneos de Languedoc-Rosellón 1993, el subcampeonato de Europa de raceboard en Sicilia 1993, La Tranche-sur-Mer 1995 y Cádiz 1996 y el también subcampeonato continental de la clase fórmula 42 en 1995, de nuevo en La Tranche-sur-Mer. Sin embargo, a pesar de todo, la elegida para representar a España en la capital del estado de Georgia fue Mireia Casas, quien ya había participado en el estreno del windsurf en los Juegos, en Barcelona 1992.

Con 28 años cumplidos, a Mari Carmen Vaz solo le quedaba una oportunidad para ser olímpica y era Sídney 2000 o nunca. Determinada a cumplir ese objetivo, nuestra biografiada llevó a cabo cuatro años de intensos entrenamientos físicos bajo las directrices de Juan José González Badillo y amplió su tiempo de dedicación a la navegación y a las competiciones, abundando en aquellas específicas de mistral con el fin de escalar posiciones en el ranking mundial y ganarse la plaza olímpica. Ello no quitó para que Mari Carmen se mantuviese fiel a su cita con el raceboard, con buenos resultados: subcampeona de Europa en Cádiz 1997 y campeona del mundo en Altafulla 1998 y Murcia 2000.

Específicamente sobre la tabla mistral, la sevillana volvió a demostrar que, como en el período anterior, no tenía rival en los campeonatos de España –medalla de oro en 1997, 1998 y 1999–, pero esta vez su nivel en pruebas del circuito internacional se antojó superior al de los años precedentes, logrando triunfos en la Semana Náutica de Vilamoura (Portugal) en 1998 y 1999, la Christmas Race de Palamós en 1998 y la Semana Olímpica de Barcelona en 2000, amén de rubricar buenos puestos en el Trofeo Princesa Sofía de 1999 (2.ª), Semana Olímpica de Roma de 2000 (2.ª), Semana Olímpica Francesa de 2000 (3.ª), Juegos Mediterráneos de Bari 1997 (4.ª) y Semana de Kiel 2000 (10.ª). Todo ello la condujo a ser la sexta clasificada en el ranking mundial de la clase mistral al cierre de la clasificación olímpica y, en consecuencia, a ver cumplido su sueño deportivo, “lo mejor que me ha pasado en esta vida”: participar en los Juegos de la XXVII Olimpiada de Sídney 2000.

Allí, en la sede de Rose Bay, del 17 al 24 de septiembre y sobre once regatas, siendo su mejor resultado el 4.º puesto en la inaugural y el peor el 19.º en la quinta regata, totalizó 72 puntos netos que le otorgaron la 8.ª plaza (entre 29 navegantes), a 57 de la campeona, la italiana Alessandra Sensini, y un reconfortante y notable diploma olímpico. “Cuando compites en un deporte olímpico el sueño es estar en los juegos. Me costó mucho, exigían mucho, solo te llevaban si habías logrado unos resultados determinados a nivel internacional y, además, estaba bastante más sola que Blanca y Marina. No había más españolas compitiendo y tenía que entrenar con las extranjeras y reunirme con ellas para competir. Para mí, llegar a los Juegos fue lo más grande”.

Tras estos Juegos, en 2001 ingresó en el Plan ADO –de 1997 a 2000 había sido deportista becada por la Fundación Andalucía Olímpica– e intentó continuar en el alto nivel simultaneando los entrenamientos, la competición –9.ª en la Semana de Kiel de 2001– y el trabajo, cosa que consiguió hasta 2002. Ese año, al no poder dedicar ya todo el tiempo necesario para mantenerse en las cotas que había alcanzando, su honradez y coherencia le dictaron que era el momento de retirarse de la clase mistral y continuar únicamente en la raceboard, en la cual volvió a conseguir la medalla de oro en el Campeonato del Mundo, en el certamen celebrado en aguas de la bahía de Cádiz en 2005.

Licenciada en Cirugía y Medicina y especialista en Medicina del Deporte, actualmente, ya retirada de la vela de alto nivel, aunque siga navegando como afición, es médico de la Real Federación Española de Vela y colabora con la Federación Andaluza de Vela, así como médico del Centro Andaluz de Medicina del Deporte en San Fernando (Cádiz). Reside en Los Caños de Meca, en el término municipal de Barbate, junto a su marido, Ignacio. En 1993 le fue entregado el Premio Andalucía de los Deportes.

Biografía extraída del libro 341 Historias de Grandeza, de los autores Pepe Díaz García y José Manuel Rodríguez Huertas, y actualizada a 14 de diciembre de 2020