Juan Gómez González

DEPORTISTAS OLÍMPICOS Y PARALÍMPICOS ANDALUCES

Juan Gómez González

Juan Gómez González

10.11.1954

Fuengirola (Málaga)

1
Juegos OlímpicosDeporteCategoríaPrueba
Resultado
1976 Montreal (Canadá)FútbolMasculinaFútbol
Puesto 9


Biografía de Juan Gómez González

Considerado uno de los más geniales extremos del fútbol español, Juanito nació el 10 de noviembre de 1954 en Fuengirola (Málaga) en el seno de una familia modesta. Juguetón, travieso, peleón y aficionado a meterse en todos los líos que pudiera, empezó a jugar al fútbol en la escuela de la calle, cuya instalación y equipamiento con toda seguridad serían los de una explanada y dos piedras como portería.

En la calle, partido tras partido, derramó pasión y sangre y también mostró las primeras esencias de su velocidad, juego, genialidad y temperamento, dentro y fuera del campo, teniendo muy claro desde el primer momento que el fútbol era su pasión, pero también había de ser su vida, cuando para otros chicos no era más que un juego.

Su primer equipo oficial fue el Aspes CF, ya con el número 7 en la espalda. Posteriormente, pasó a los juveniles del Club Deportivo Fuengirola, a cuyo primer equipo promocionó en 1968, con ficha falseada debido a sus escasos 13 años. Fue en ese momento y jugando en la Tercera División cuando lo descubrió Ángel Castillo, quien inmediatamente expresó su deseo de ficharlo para el Club Atlético de Madrid. No obstante, a pesar de la oferta, Juan Gómez continuó una temporada más (1968-1969) en el equipo de su pueblo, ese año en Primera Regional. El salto a Madrid podía esperar y esperó hasta el comienzo del curso futbolístico 1969-1970, cuando el secretario técnico de la entidad colchonera, Víctor Martínez, formalizó la contratación por cinco temporadas.

Por tanto, nuestro protagonista hizo las maletas y se trasladó a Madrid –donde residió en el Colegio Nuestra Señora del Buen Consejo como interno– para emprender una trayectoria deportiva que fue discutida, brillante y reconocida, y que, en estos primeros momentos en la capital, discurrió por el equipo juvenil del Atlético y el Atlético Madrileño de la Tercera División, al que llegó sin haber cumplido los 16 años. Sin embargo, el periplo en el filial colchonero no fue satisfactorio ya que los técnicos dudaban de sus posibilidades e intentaron cederlo al CF Calvo Sotelo de Puertollano (Ciudad Real), planteamiento que el jugador rechazó de plano y que provocó su regreso a Fuengirola.

En tales circunstancias, en 1971 los acontecimientos dieron un giro. El Atlético de Madrid contrató para el primer plantel al técnico austríaco Max Merkel, procedente del Sevilla FC y quien, entre otros jugadores, deseaba contar con Juanito. El malagueño retornó de esta forma a la disciplina atlética y, en la segunda campaña del centroeuropeo en el banquillo (1972-1973), debutó con el primer equipo en un partido amistoso de pretemporada contra el Benfica portugués, con tan mala suerte que en uno de los primeros lances recibió una fuerte patada que le produjo una factura de tibia.

Tardó un año en estar recuperado y en condiciones de jugar, pero cuando en julio de 1973 estaba disponible para el nuevo entrenador, el argentino Juan Carlos Lorenzo, este le comunicó que no contaba con él para componer la plantilla colchonera. Por tanto, un nuevo momento de crisis para el fuengiroleño, que vio como los días pasaban y no encontraba acomodo. En un primer momento, el Sevilla rechazó la cesión propuesta por el Atlético de Madrid y, al final, fue el Burgos CF el que apostó por el andaluz, gracias a que el entrenador del primer equipo, José María Negrillo, lo conocía de su etapa en el At. Madrileño.

Incorporado al cuadro burgalés en agosto, Juanito disputó el campeonato de liga de Segunda División de la temporada 1973-1974 en calidad de cedido –viviendo todas las apreturas del equipo, que se salvó del descenso a Tercera en la eliminatoria de promoción– y a partir del verano de 1974, como jugador de pleno contrato. En total, jugó y disfrutó en Burgos durante 4 campañas (1973-1974 a 1976-1977), en las que vivió momentos alegres como el ascenso a Primera División al término del curso del 76, firmando partidos memorables y siendo centro de atención de muchas tertulias y de clubes españoles que, hasta entonces, no se habían percatado de sus habilidades técnicas, regate y capacidad goleadora.

También llamó la atención, entre otros, del seleccionador nacional de entonces, el genial Ladislao Kubala, quien no dudó en convocarlo para los Juegos Olímpicos de Montreal 1976, junto a Arconada, Pedro Camus, Cundi, Olmo, Idígoras, Vitoria, Saura, Paco Bermejo, Isidoro San José, Tente Sánchez, Juani, Mir y los también andaluces Mariano Pulido, Curro Sanjosé y Esteban Vigo.

Una experiencia atípica para cualquier futbolista y que aquel combinado saldó con una muy discreta actuación, pues no superó la primera fase luego de perder ante Brasil (1-2) el 20 de julio y la posterior campeona Alemania Democrática (0-1) el 22 de julio –en ambos casos en el Estadio Olímpico y con Juanito en liza–, y sin haber podido actuar contra el cuarto equipo del grupo, Zambia, que estuvo ausente por boicot al igual que las otras dos formaciones africanas, Nigeria y Ghana. Por tanto, España ocupó la 9.ª posición en la clasificación, igualada con el resto de equipos eliminados en la fase preliminar (México, Guatemala, Cuba y Canadá), dentro de un torneo devaluado que solo logró reunir a 13 selecciones.

Al regreso de los Juegos, Juan Gómez cerró su ciclo en Burgos jugando en Primera División, mostrándose de tú a tú a los grandes del fútbol nacional y solventando las dudas –si alguna quedaba– de los dirigentes del Real Madrid CF respecto de su fichaje, con quienes se había comprometido formalmente el 19 de noviembre de 1976. Así pues, el pequeño e inteligente extremo andaluz vio al comienzo de la temporada 1977-1978 cumplido uno de sus sueños, jugar en el club blanco, escenificando el debut en México ante el Guadalajara y, más tarde, en el Estadio Santiago Bernabéu con motivo del homenaje a Manolo Velázquez, partido en el que hizo el primer gol con la camiseta madridista. Y todo ello para disgusto de clubes como el Barcelona y paradójicamente el Atlético de Madrid, que habían puesto sus ojos en el jugador.

Juanito formó parte del Real Madrid durante 10 temporadas (1977-1978 a 1986-1987), en las que compartió camiseta con futbolistas tan reconocidos como Escribano, Wolff, Isidro, Uli Stielike, Jensen, Santillana, Benito, Valdano, Camacho, Rafa Gordillo, Butragueño, Míchel, Sanchís o Hugo Sánchez, entre otros; y recibiendo las indicaciones desde la banda de entrenadores como Miljan Miljanic, Luis Molowny, Vujadin Boskov, Amancio Amaro o Leo Beenhakker. Entre los logros, cabe reseñar que en Primera División disputó 287 partidos, marcó 86 goles –consiguió el Trofeo Pichichi como máximo goleador junto al uruguayo Polilla Da Silva en la temporada 1983-84, con 17 tantos– y se hizo con cinco títulos (1978, 1979, 1980, 1986 y 1987). Asimismo, conquistó dos ediciones de la Copa del Rey (1980 y 1982), una Copa de la Liga (1985) y dos ediciones de la Copa de la UEFA (1985 y 1986). En otras competiciones continentales, perdió las finales de la Copa de Europa de 1981 –frente al Liverpool– y de la Recopa de 1983 –ante el Aberdeen escocés.

En 1987, la UEFA le castigó a cinco años sin poder alinearse en competiciones europeas debido a la agresión propinada al alemán Lothar Matthäus durante la semifinal de Copa de Europa que enfrentó el 8 de abril de ese año al Real Madrid y al Bayern de Múnich, en Alemania. Dicha sanción, el desgaste propio de tantos años y la veteranía del jugador (32 años) motivaron la salida de Juanito del club blanco y el regreso a su patria chica para jugar durante las campañas 1987-1988 y 1988-1989 en el CD Málaga.

Con el club malagueño ascendió a Primera División el primer año y logró una heroica permanencia el segundo, y en el club malagueño se retiró, “cortándose la coleta” literalmente el 27 de junio de 1989 como jugador profesional de alto nivel. Pasó entonces a otras facetas, directivas y técnicas, y durante dos campañas trabajó como director deportivo del Málaga, si bien la mala marcha del club en la segunda de ellas –y la negativa del presidente a que se vistiese de nuevo de corto– precipitó su marcha en abril de 1991, cerrando ese curso futbolístico 1990-1991 en el césped para sorpresa de propios y extraños –o quizás no tanta sorpresa habida cuenta el carácter y genialidad del “7”–, jugando cinco partidos en Segunda División B, en abril y mayo, en las filas del CD Los Boliches, cercano a su ciudad natal de Fuengirola.

Tras este atípico final de ejercicio, completó con éxito el Curso Nacional de Entrenadores y, comenzada la nueva temporada, el 13 de noviembre de 1991 se estrenó en el banquillo del Club Polideportivo Mérida, sustituyendo a Eduardo Caturla, un acomodo en el que contó con la ayuda de Ángel Castillo, como en sus comienzos de niño en Fuengirola. Cuentan las crónicas que durante los 22 partidos que dirigió el equipo emeritense supo imprimirle el carácter atacante y sólido que le hizo único como jugador y que muy posiblemente hubiera tenido futuro como entrenador en equipos más grandes. Un futuro que quedó cercenado en la carretera el 2 de abril de 1992, en el municipio toledano de La Calzada de Oropesa, cuando Juan falleció en accidente de tráfico –el coche en el que viajaba durmiendo en el asiento del acompañante y que conducía el preparador físico del Mérida, Manuel Ángel Jiménez, colisionó contra un camión detenido en el arcén– en su regreso a Mérida después de haber presenciado en Madrid el partido entre el Real Madrid CF y el Torino, de la Copa de la UEFA.

Para terminar, hay que reseñar que el aquel «Juanito Maravilla» que cantaba el Santiago Bernabéu, que tomó el 7 de Amancio y se lo entregó a Butragueño, fue durante varios años un fijo de la selección española absoluta, con la que se estrenó de la mano de Kubala el 10 de octubre de 1976 ante Yugoslavia, en el Sánchez-Pizjuán de Sevilla. Ese fue el primero de los 34 encuentros que jugó con la camiseta roja, destacando su presencia en los Mundiales de Argentina 1978 (puesto 10.º) y España 1982 (12.º), y en la Eurocopa de Italia 1980 (7.º).

En 1989 recibió la Medalla de Andalucía, siendo el primer deportista en poseer la más alta condecoración de la Comunidad. Un año antes había recibido el Premio Andalucía de los Deportes. Su pueblo natal erigió en 2011 un monumento en su honor.

Biografía extraída del libro 341 Historias de Grandeza, de los autores Pepe Díaz García y José Manuel Rodríguez Huertas, y actualizada a 17 de noviembre de 2020