José Esteban Montiel Gómez

DEPORTISTAS OLÍMPICOS Y PARALÍMPICOS ANDALUCES

José Esteban Montiel Gómez
Granada

José Esteban Montiel Gómez

20.09.1962

Granada

1
Juegos OlímpicosDeporteCategoríaPrueba
Resultado
1992 Barcelona (España)AtletismoMasculinaMaratón
Puesto 32


Biografía de José Esteban Montiel Gómez

Esteban Montiel forma junto a Alfonso Abellán, Lola Pulido y María Luisa Muñoz el cuarteto de andaluces olímpicos en maratón, siendo su puesto en Barcelona 92 (32.º) la mejor prestación de todos ellos. Nacido el 20 de septiembre de 1962 en Granada, hijo de Sebastián y Rosa, comenzó la actividad atlética durante el curso académico 1975-1976 en el marco del Colegio Caja de Ahorros de Granada –donde estudiaba– bajo la dirección técnica y pedagógica de Félix Zurita, su profesor de Educación Física. Ese año, ya consiguió los primeros podios en campeonatos territoriales y nacionales escolares en categoría infantil.

Con el ingreso en el curso 1976-1977 en el Instituto de Enseñanza Secundaria Padre Suárez, pasó a entrenar con el corredor de fondo Antonio Peso, con el que permaneció hasta que cumplió los 17 años, sin ningún resultado significativo. Posteriormente, en 1979 fue acogido por Santiago Pecete Villalba, quien le introdujo en el entrenamiento comprometido y con objetivos de rendimiento –lo entrenó hasta 1986–, y fichó por el Club Ciudad de Granada. Ese año ganó la carrera júnior del Cross Internacional de Las Dunas, en Almería.

No obstante, el arranque y maduración de Esteban Montiel se hizo esperar. Tras cinco campañas (1980 a 1984) de actividad intermitente y apariciones en pruebas de pista como los 3.000, 5.000 y 10.000 metros, el granadino efectuó en 1985, con 23 años, su presentación en el fondo con un triunfo en la Media Maratón de Marbella, un 2.º puesto en la Maratón de Córdoba y, fundamentalmente, la victoria en la de Granada, con un tiempo de 2:20:19 que significó la 20.º marca nacional del año.

Aunque seguiría inscribiéndose en distancias de estadio, en algunas ocasiones con prestaciones significativas –el 13 de agosto de 1988 hizo 28:47.64 en 10.000, la 10.ª marca del ranking español de la temporada–, la vocación del atleta andaluz por las carreras sobre asfalto era clara, como demostraría en las temporadas siguientes.

En 1986, ganó las carreras de media maratón de Marbella, Málaga y Guadix (Granada), así como, de nuevo, el Maratón de Granada. En 1987, obtuvo el triunfo en las medias maratones de Córdoba y Sevilla-Los Palacios y lo hizo entrenando solo. Él fue el responsable de sus entrenamientos y competiciones hasta que en junio de 1987 conoció a Carlos «Pilo» Godoy, un estadounidense de origen colombiano que cambió radicalmente la preparación de nuestro protagonista y le ayudó a sacar lo mejor de sí mismo, como pudo apreciarse a partir de ese momento.

Así, en 1988, amén de la reseñada marca en 10.000, José Esteban irrumpió en el concierto nacional e internacional consiguiendo la medalla de bronce (2:15:57) en el Campeonato de España de Maratón celebrado en Valencia y debutando el 30 de abril con el equipo nacional en la Copa de Europa de Maratón, celebrada en Huy (Bélgica), donde obtuvo, con un tiempo de 2:18:36, la 18ª posición. Además, ganó en Marbella el Campeonato de España de Gran Fondo (30 kilómetros), se hizo con la medalla de oro en 10.000 metros en el Campeonato de Andalucía, fue cuarto –y marca personal– en esta misma prueba en el Campeonato de España, en el Estadio de Balaídos (Vigo), y terminó 8.º (2:19:23) en la Maratón de Columbus (Estados Unidos).

Tales prestaciones ocasionaron en 1989 la marcha del Ciudad de Granada y el fichaje por el club toledano San Pablo Rodper, primero, y, más tarde, por el New Balance de Vigo. Ese año, con operación de rodilla incluida, ganó el 15 de octubre la Maratón de San Sebastián con una marca (2:10:50) que suponía el récord nacional, si bien una medición ulterior del recorrido desveló que la distancia era menor (41 kilómetros y 733 metros), por lo que la plusmarca fue invalidada.

Circunstancias del destino, que no quiso que el andaluz ostentase el tope nacional, provocaron que el 22 de abril de 1990 corriese como nunca en su trayectoria deportiva durante el Maratón de Londres –que terminó en 4.ª posición– y llevase a cabo un registro de 2:11:04, que batía por seis segundos el récord nacional en poder de Santiago de la Parte desde 1984. El único pero fue que quien le precedió en la prueba con 2:10:48 fue el toledano Juan Francisco Romera, por tanto, el nuevo plusmarquista español.

Pese a ello, la temporada fue redonda con este y otros resultados como el triunfo en el Medio Maratón de Alicante, la 5.ª plaza en 10.000 en el Campeonato de España llevado a cabo en Jerez de la Frontera (Cádiz) y, sobre todo, el 5.º puesto en maratón (2:17:51) en su primer Campeonato de Europa Absoluto al Aire Libre, en Split (Yugoslavia).

En 1991, José Esteban volvió a ser internacional participando en la Copa del Mundo de Maratón celebrada en Londres, donde con un tiempo de 2:11:59 –tercera marca personal de siempre y n.º 1 del ranking nacional– se clasificó 12.º, siendo el mejor español, a 2:42 del campeón, el soviético Yakov Tolstikov. Para rematar el año, el 29 de diciembre, se impuso en el Medio Maratón Bahía de Cádiz con un crono (1:02:42) que, esta vez sí, suponía el récord de España.

De esta forma, el andaluz llegó pletórico a 1992, año que significó el sueño cumplido por muchos deportistas españoles y para otros la desilusión de no acudir a «nuestros» Juegos Olímpicos. José Esteban se encontró entre los primeros, ya que, con la medalla de bronce (2:15.37) obtenida el 15 de marzo en el Campeonato de España, celebrado precisamente en Barcelona, se terminó de ganar el derecho a debutar y participar el 9 de agosto de 1992 en el durísimo maratón de los Juegos de la XXV Olimpiada de Barcelona. Un mes antes había sentido la llamada de los Juegos al portar, al paso por Granada, la antorcha olímpica.

Participaron 110 atletas –87 terminaron y 23 abandonaron, entre ellos, el defensor del título, el italiano Gelindo Bordin– y resultó vencedor el coreano Hwang Young-Cho, quien detuvo el cronómetro en 2:13:23. José Esteban Montiel entró –extenuado– en 32.ª posición (2:19:15), por detrás de sus compatriotas Diego García (9.º) y Rodrigo Gavela (18.º).

Terminadas las Olimpiadas, la agenda del andaluz reflejaba como siguiente compromiso la participación en la primera edición del Campeonato del Mundo de Medio Maratón, en South Shields, al lado de Newcastle (Reino Unido). No obstante, en la mañana del vuelo hacia Inglaterra, el 17 de septiembre, entrenando cerca de Granada, un coche se salió de la calzada a 80 km/h y le atropelló, propinándole un fuerte golpe en espalda y costado.

Las severas consecuencias físicas del accidente –tendinitis crónica en el tendón de Aquiles y desnervación del gemelo derecho, fractura de dos vértebras dorsales y pérdida de sensibilidad en las piernas– ocasionaron que en los siguientes meses no pudiese entrenar con regularidad, además de la baja judicial y la supervisión de un médico forense. Estudiadas las secuelas, su médico y otros especialistas llegaron a la conclusión de que, con tales mermas, lo mejor era que José Esteban dejase la práctica del atletismo, así que en noviembre de 1994 resultó inhabilitado para la práctica atlética.

Empero, a pesar de las conclusiones de los facultativos, el bravo granadino había continuado entrenando y nunca dejó la competición. De hecho, en 1993 participó en media maratón y en 1994 hizo lo propio en maratón, corriendo en Londres en 2:12:48 (puesto 16.º), su cuarta mejor marca en los 42,195 kilómetros, y ganándose la selección para el Campeonato de Europa Absoluto al Aire Libre de Helsinki 1994, cuya maratón no logró terminar.

Como recuerda en una entrevista publicada en El Periódico el 10 de marzo de 2017, “a principios de 1995 estaba arruinado. Iba a nacer mi hijo, tenía mi casa en venta y la federación no quería saber nada de mí. Me ofrecí para hacer de liebre en el maratón de París de ese año (2 de abril). Pude entrenar tres meses seguidos y pasé por el kilómetro 30 por debajo de una hora y 31 minutos. Me sentía bien, así que seguí, empecé a remontar y quedé sexto con mi segunda mejor marca de siempre, 2:11:24”.

Consecuencia de este sensacional esfuerzo y de otros en las medias maratones de Palma de Mallorca (2.º en 1997) y Sevilla-Los Palacios, le sobrevinieron problemas físicos que le tuvieron apartado del maratón –no así del medio maratón–, hasta que el 30 de noviembre de 1997, en Jerez de la Frontera, corrió en 2:17:07 (2.º clasificado) la que sería la última carrera en la prueba que le hizo ser el mejor corredor de España.

Retirado de la alta competición –aunque hasta diciembre de 1999 estuvo activo en las medias–, en 1998 empezó a trabajar como técnico auxiliar de farmacia en Granada, ocupación que mantiene actualmente y que compatibiliza con la práctica atlética aficionada, a menor nivel y a otro ritmo, compareciendo en carreras populares locales de 10 kilómetros como miembro del Club Ciudad de Granada, del que guarda hermosos recuerdos de dirigentes como Pepe Maldonado y Francisco Martínez Checa. No hay semana en que no corra los 40-50 kilómetros, a veces en compañía de su esposa, Irene, con quien tiene dos hijos, José Antonio y Julia.

El 12 de marzo de 2017, aceptando una invitación de la organización, volvió a ser de la partida de un maratón, el de Barcelona, veinticinco años después de su participación en los Juegos Olímpicos. Su marca (3:21:07) fue lo de menos. El hecho, un ejemplo de entrega al atletismo.

Biografía extraída del libro 341 Historias de Grandeza, de los autores Pepe Díaz García y José Manuel Rodríguez Huertas, y actualizada a 5 de noviembre de 2020