José Antonio Sahuquillo Moya

DEPORTISTAS OLÍMPICOS Y PARALÍMPICOS ANDALUCES

José Antonio Sahuquillo Moya
Sevilla

José Antonio Sahuquillo Moya

09.01.1939

Mérida (Badajoz)

1
Juegos OlímpicosDeporteCategoríaPrueba
Resultado
1960 Roma (Italia)RemoMasculinaDos con timonel
Eliminado en la repesca


Biografía de José Antonio Sahuquillo Moya

Sahuquillo, a secas, como se le conoce, nació el 9 de enero de 1939 en Mérida (Badajoz), pero a los pocos meses de vida, debido a la mudanza familiar por motivos laborales, llegó –junto a sus padres José y Teresa y sus hermanos mayores, Pepe y Teresa– a Sevilla, al barrio de Triana, donde se crio y se formó académicamente en el Colegio Salesianos de esta hermosa parte de la capital hispalense.

Dicha formación no contuvo ni mucho menos elementos deportivos pues al principio sufrió, como casi todos los chicos de aquella época, un entorno ajeno a la práctica deportiva y no sería hasta el ingreso en la Escuela Profesional de Comercio cuando, gracias a las clases de gimnasia del profesor Antonio Boza, comenzará a desarrollarse física y técnicamente en disciplinas como el baloncesto, el balonmano, el fútbol y el atletismo, en las cuales coincidió con el que sería, como él afirma jocosamente, su “pareja de hecho”, Enrique Castelló Chiclana.

Con su inseparable amigo, formaría parte de la selección universitaria sevillana de balonmano en las competiciones del Sindicato Español Universitario, haría atletismo en el Estadio de la Macarena siguiendo las enseñanzas de Vicente Flores Luque y, fundamentalmente, descubriría el Guadalquivir como espacio apasionante para la práctica de los deportes náuticos, en los cuales, el remo en concreto, había hecho sus pinitos en el estanque de la Plaza de España.

Sahuquillo y Castelló, Castelló y Sahuquillo ingresaron en 1954 en el joven Club Náutico Sevilla y dos años más tarde, debido al traslado de este del Barranco al Muelle de la Paja, causaron alta en el Club Náutico Frente de Juventudes –más tarde Nao Victoria–, donde de inmediato se apuntaron al equipo de piragüistas que el entrenador Navarro estaba montando para realizar el primer Descenso del Guadalquivir desde Cazorla a Sanlúcar de Barrameda por etapas. Solo Sahuquillo participaría en esta prueba que se hizo realidad comenzando el día 1 de julio de 1956 en las cercanías del nacimiento del Guadalquivir y terminando veinte días después en Sanlúcar. Teniendo en cuenta, como rememora José Antonio, que por aquellos tiempos las piraguas eran de madera y lona, aquello, más que una prueba, fue una aventura.

Ese mismo año, aumentó su mochila de experiencias participando en el Campeonato de España de Yolas que organizó el Náutico Sevilla en sus instalaciones. Sus prestaciones en el cuatro con timonel llamaron la atención del entrenador de remo del club organizador, Miguel López Torrontegui, quien terminaría convenciéndole para que regresase al Náutico, donde ya había retornado Castelló, y formase parte del equipo de remo que dirigía Paco Lara. De dicho grupo saldrían los representantes de la entidad sevillana en el Campeonato de España de Remo Olímpico que le correspondió organizar al propio Náutico al año siguiente, en julio de 1957, posiblemente debido a la buena imagen dada en el Nacional de yolas.

Tras las pruebas de selección exhaustiva realizadas por Torrontegui y las observaciones del técnico, los elegidos para competir en el principal evento remero del país a bordo del dos con timonel (2+) del Náutico fueron Sahuquillo, Castelló y Luis de la Torre, de timonel, unos desconocidos hasta entonces para el ambiente remero estatal y que causaron el asombro general cuando batieron a las tripulaciones del Club de Remo de Tortosa, Grupo Excursionista de Gerona y Ur Kirolak para proclamarse campeones de España, con un barco adquirido en los Astilleros Saetia de Barcelona.

La sorpresa fue mayúscula. Tanto que, debido a que esa medalla de oro otorgaba el derecho a representar a España en el Campeonato de Europa –con rango de Mundial, al inexistir este– programado pocas semanas más tarde en la ciudad alemana de Duisburgo, los seleccionadores nacionales, el vasco Erdocia y el catalán Fonquerni, por desconfianza, presión, alegaciones del equipo donostiarra y la juventud de los remeros hispalenses, decidieron probar de nuevo “la valía de estos sevillanos” y repetir la regata en la Ría de Orio, en Guipúzcoa, con el premio para el vencedor del viaje a Alemania. A pesar de tantas y tantas dificultades, los andaluces volvieron a ganar y, por tanto, terminaron participando en el gran evento internacional de la época.

En 1958, la misma tripulación sevillana confirmó su supremacía ganando otra vez la medalla de oro en el Campeonato de España, en Bañolas (Gerona), además del Trofeo Monfort’s –por el excelente tiempo realizado en su regata–, logros que motivaron el homenaje a los tres héroes por parte del Náutico de Sevilla, haciéndoles socios de honor.

Al año siguiente (1959) la tripulación se retiró de la escena remera nacional, pues tanto Sahuquillo como Castelló debieron cumplir el servicio militar, que en el caso del primero se produjo en Aviación, en el aeródromo de Tablada, cerca de casa.

Mientras el club esperaba el regreso de sus titulares, el timonel De la Torre debió retirarse de sus funciones al haber crecido y fue sustituido por Joaquín Real, quien con el equipo suplente logró la medalla de bronce en 2+ en el Nacional de 1959. Así las cosas, en 1960 se reconfiguró la tripulación. Regresaron Castelló y Sahuquillo y se les unió Joaquín Real, un nuevo trío que, después de obtener el tercer título de campeón de España, otra vez en Bañolas y no sin muchas dificultades debido a la excelente preparación de todos los participantes, logró la plaza olímpica que todos buscaban.

Para Roma 1960 y conseguido el permiso especial en la “mili” para Sahuquillo y Castelló, el trío hispalense se concentró desde finales del mes de julio a las órdenes del seleccionador Fonquerni hasta que el 31 de agosto les llegó el momento de debutar en la sede olímpica del Lago Albano. Sahuquillo, Castelló y Real encontraron un sistema de competición duro, pues clasificaban para la final –no había semifinales– los primeros de cada una de las tres regatas de la primera ronda y de las tres series de repesca. Imposible para aquellos jóvenes andaluces, que en el debut fueron 5.º en la segunda regata, con un tiempo de 8:06.44, a 23 segundos del bote vencedor, Rumanía.

Al día siguiente, concluyeron su participación al acabar en 4.ª posición de la primera repesca (8:04.63), a 25 segundos del bote estadounidense (1.º) y solo por delante de Bélgica, última. Sin finales B y C, sin posibilidad de otorgar una clasificación oficial, los tiempos de repesca les conducirían a un oficioso 17.º lugar entre 18 botes participantes.

Cuenta José Antonio que el barco adquirido por la Federación Española de Remo a Empacher para las Olimpiadas no fue el más adecuado para los pesos de los tres tripulantes. Intentaron ir a Roma con el barco del CN Sevilla, pero la Federación no lo permitió, aunque sí prometió que el bote olímpico, una vez finalizados los Juegos, llegaría al Club Náutico Sevilla. Promesa que, por otra parte, nunca se cumplió.

A su regreso a Sevilla y con el regusto olímpico, Sahuquillo y Castelló participaron en octubre en la primera edición de la Regata Sevilla-Betis dentro del barco bético, pero la mala fortuna y la escasez de medios les obligó a realizar los seis mil metros con siete tripulantes, ya que al romper un remo uno de los miembros se tuvo que tirar al agua. Asimismo, a final de año, fueron nombrados mejores deportistas de la ciudad Sevilla por el Ayuntamiento hispalense, destacando en ellos este hecho por ser la primera vez que esta elección se llevó a cabo.

En el nuevo ciclo olímpico, Sahuquillo se mantuvo fiel a la cita anual con el Campeonato de España desde 1961 a 1963. El primer año, la tripulación olímpica obtuvo la medalla de plata en dos con timonel y el propio Sahuquillo, en compañía de Castelló, Rafael Maña, Pepe Lora y el timonel Francisco José Mingo, ganó la medalla de oro en cuatro con timonel, aunque más tarde fueron descalificados por la participación de los dos remeros olímpicos.

En 1962, en Bañolas, nuestro protagonista quedó en 3.ª posición en 2+ con Castelló –que se retiró ese año– y José Mingo y en 1963, en Tudela (Navarra), obtuvo con sus compañeros del CN Sevilla la medalla de bronce en ocho con timonel, siendo esta su última prueba oficial ya que al regreso del Norte, con 24 años, tomó la decisión de retirarse del remo de alto nivel para comenzar una nueva vida en el ámbito laboral, como perito mercantil. Al año siguiente, el de los Juegos de Tokio 1964, contrajo matrimonio con Pepa Rubio –una destacada palista que había sido campeona de España en 1961 y 1962 en las pruebas de K-1 500 y K-2 500 y 1.000 metros– en la sevillana Iglesia de Santa Cruz.

Luego de su etapa deportiva de rendimiento, Sahuquillo desarrolló toda su vida laboral en el barrio de San Jerónimo en la fábrica de Renault, donde se jubiló, y nunca abandonó la afición convertida en pasión por el remo, siendo un fijo en el barco verdiblanco, junto a Castelló y otros, en la Sevilla-Betis para veteranos hasta el año 2010. Actualmente, sigue viviendo en Sevilla junto a su mujer, con la que tuvo hasta siete hijos, a saber: Nicolás, María, Ignacio, Guillermo, Jose, Teresa y Marta.

Biografía extraída del libro 341 Historias de Grandeza, de los autores Pepe Díaz García y José Manuel Rodríguez Huertas, y actualizada a 7 de diciembre de 2020