Gerardo López Espejo

DEPORTISTAS OLÍMPICOS Y PARALÍMPICOS ANDALUCES

Gerardo López Espejo
Sevilla

Gerardo López Espejo

06.09.1947

Sevilla

1
Juegos OlímpicosDeporteCategoríaPrueba
Resultado
1968 Ciudad de México (México)Piragüismo_TranquilasMasculinaK-4 1.000 m
Eliminado en repesca


Biografía de Gerardo López Espejo

El primer palista andaluz en participar en unos Juegos Olímpicos (México 1968) nació el 6 de septiembre de 1947 en Sevilla, siendo el hijo mayor –luego vendrían Sergio y Álvaro, también palistas y el menor asimismo olímpico, aunque cuatro años después– de los tres que tuvieron sus padres, Rafael Manuel y Rosario.

Curiosamente, con 13 años intentó iniciarse en la práctica deportiva en una disciplina bien alejada del piragüismo, como es la gimnasia artística, si bien la falta de atención por parte de los responsables técnicos de este deporte en el sevillano Estadio de la Macarena posibilitó que, habiendo visto a los palistas navegar por el Guadalquivir y aprovechando la propuesta de un amigo, ingresase a los 14 años en el Club Náutico Sevilla como socio deportista. En este club, la intervención de Miguel López Torrontegui fue decisiva para hacerle descubrir las virtudes del piragüismo.

Su primera experiencia competitiva se produjo en 1963, en una regata informal cuyo recorrido partía del club hacia la localidad de Coria del Río y volvía al Náutico. Aquella experiencia sembró en el corazón de Gerardo una semilla competitiva que floreció cuando el palista juvenil Joaquín Fuentes Nogales le adoptó como compañero en K-2 para la temporada 1964, lo cual fue la verdadera introducción de nuestro biografiado en la “pura y real competición”.

La preparación técnica de Gerardo fue asignada al Viejo, como cariñosamente se le conocía a Salvador García Gutiérrez, piragüista del club y campeón de España en K-2, quien le planificó los entrenamientos y le asistió en una evolución que fue, sin duda, siempre in crescendo. Ese año de 1964, el mayor de los López Espejo ganó su primera medalla de oro en el Campeonato de Andalucía –la primera de 24 desde 1964 a 1972– y pisó por primera vez el podio del Campeonato de España, en su versión júnior y ante los suyos, en Sevilla, al hacerse con la medalla de plata en K-2 500 y la de bronce en K-1 500. Tales prestaciones se repitieron en el certamen de 1965 y se elevaron en el de 1966, cuando en el lago de Bañolas (Gerona) se proclamó campeón en K-1 500, K-2 500, K-1 800 y K-2 800.

Paralelamente, sus resultados estatales le permitieron incorporarse al equipo nacional júnior para la disputa de diversas regatas internacionales, en las que casi siempre pisó el cajón: medalla de plata en K-2 500 en París 1964, plata en K-1 500 y cuarto en K-2 500 en Bañolas 1965 y oro en K-1 500 y plata en K-2 500 en París 1966.

Con tales avales en categorías inferiores, irrumpió en 1967 en la sénior, llegando al podio en su primera comparecencia en el Nacional absoluto, en Avilés: oro en K-1 4×500 y bronce en K-1 500. Al año siguiente, en el mismo campeonato y en Bañolas, hinchó su palmarés al alcanzar la medalla de oro en K-2 500, la plata en K-2 1.000, K-2 10.000 y K- 1 4×500, el bronce en K-1 500 y la cuarta plaza en K-1 1.000.

Como miembro del equipo nacional, desde 1967 frecuentó eventos internacionales organizados en Italia, Francia y Alemania, destacando en todos ellos, de forma que, cuando en 1968 la Real Federación Española de Piragüismo hubo de elegir entre 25 palistas del equipo para viajar a los Juegos Olímpicos de México 1968 y componer un K-4 y un K-1, el andaluz fue uno de los cinco elegidos. En concreto, recaló en el cuarteto junto al madrileño José “Pachi” Perurena –más tarde presidente de la Real Federación Española de Piragüismo y vicepresidente de la Federación Internacional– y los lucenses Pedro Cuesta García y Ángel Villar Varela “Chilares”, con los que debutó el 22 de octubre en el canal olímpico de Xochimilco.

Con 19 barcos en liza en la distancia de mil metros, los españoles fueron 7.º y últimos en la serie 1 de primera ronda. Al clasificarse para semifinales solo los tres primeros, debieron acudir a la repesca, en la que de nuevo las tres primeras plazas daban acceso a la siguiente fase. El bote español concluyó 4.º en la segunda repesca, a solo una centésima del bote danés, tercero, por lo que quedó apeado de la competición siendo el mejor de los eliminados, por tanto, en un oficioso 16.º lugar.

Tras estos Juegos, Gerardo López prosiguió con su carrera deportiva en el alto nivel participando en el Campeonato de España en las pruebas de K-1 500, K-1 1.000 y K-1 4×500, en las que obtuvo la medalla de oro en 1969, 1970 y 1971, así como en algunas regatas internacionales, si bien las dificultades políticas para viajar a los países del Telón de Acero y las precarias condiciones económicas no permitieron mucha preparación y competición de este tipo.

No obstante, en 1972 tuvo la oportunidad de marchar a Rumanía con el equipo nacional para entrenar con los mejores entrenadores del mundo en aquella época dentro de la incipiente colaboración entre las federaciones española y rumana. Su hermano menor Álvaro fue integrante de aquella experiencia única –y satisfactoria, pues desembocó en la participación en los Juegos de Múnich–, pero Gerardo, tras sopesar los pros y los contras, decidió declinar la invitación y abandonó el rendimiento deportivo para buscar una profesión, la cual encontró primero en la casa automovilística Citroën y ya después en la Administración del Estado.

Casado con Lusanda y padre de una hija, también Lusanda, nuestro biografiado sigue viviendo en Sevilla y disfrutando de los beneficios de la actividad física, compitiendo en piragüismo en la categoría de veteranos y practicando –sin objetivos de resultados– el judo, el submarinismo, la natación, la vela y el ciclismo de montaña al disponer de tiempo libre tras jubilarse en 2012.

Biografía extraída del libro 341 Historias de Grandeza, de los autores Pepe Díaz García y José Manuel Rodríguez Huertas, y actualizada a 2 de diciembre de 2020