Francisco Rodríguez López

DEPORTISTAS OLÍMPICOS Y PARALÍMPICOS ANDALUCES

Francisco Rodríguez López
Málaga

Francisco Rodríguez López

15.11.1957

Málaga

1
Juegos OlímpicosDeporteCategoríaPrueba
Resultado
1984 Los Ángeles (EE.UU.)JudoMasculina-65 kg
Puesto 20


Biografía de Francisco Rodríguez López

El primer yudoca andaluz en unos Juegos Olímpicos –luego llegarían Carmen Bellón y recientemente Julia Figueroa– nació el 15 de noviembre de 1957 en el barrio malagueño de La Trinidad, en cuyo entorno creció, jugó y estudió hasta que con 15 años tomó el camino del judo. Hijo de Cristóbal y Antonia, hizo los estudios básicos en el Colegio Público Bergamín, cercano a su casa, y posteriormente pasó a las aulas del Instituto de Martinicos –actual IES Nuestra Señora de la Victoria–, aunque solo permaneció un año en el mismo debido a la necesidad familiar de que trabajase, cosa que hizo en la mecánica y la joyería.

El contacto con el deporte se materializó, como en cualquier crío de su edad, en la escuela, en cuyo patio jugaba al fútbol con sus compañeros, aunque también llegó a practicar –y con gusto– la gimnasia artística. Todo cambió, como ha quedado indicado, cuando en 1972 nuestro protagonista se inició en el judo en el Gimnasio Sukume de Marbella siguiendo las enseñanzas del maestro Daniel Bitan y dentro de un incipiente movimiento de interés por las artes marciales en España y concretamente en Málaga.

Aquel entusiasmado y joven Francisco Rodríguez, a base de esfuerzo y perfeccionamiento, fue creciendo en aptitudes en el entrenamiento y en la confrontación cuerpo a cuerpo en las competiciones locales, hasta que le llegó el momento de competir a nivel estatal, específicamente en el Campeonato de España júnior, en cuyas ediciones de Pamplona 1976 y Oviedo 1977 logró la medalla de bronce en 71 kg y la medalla de oro en 65 kg, respectivamente.

En 1978, debido al traslado laboral de su padre, Francisco estableció su nueva residencia en Granada y su nuevo lugar de entrenamiento en el Club Deportivo Budo que dirigía Juan Bonitch, si bien su progresión sufrió un pequeño parón a causa de una lesión en el hombro que le impidió acudir al que iba a ser su primer Campeonato de España sénior. La temporada de 1979 tampoco estuvo exenta de novedades, cuales fueron el cumplimiento del servicio militar en Madrid, la necesidad de darse de alta en la federación madrileña y la búsqueda de un nuevo club y maestro para entrenar, que fueron el Club Banzai y su responsable, el pequeño y grande Rafael Ortega. Por fin, le llegó la hora de debutar en el Nacional sénior, celebrado precisamente en Madrid, y de demostrar su valía entre los absolutos ganando la medalla de oro en la categoría de 71 kg, siendo la única ocasión en la que participó fuera del ámbito de la Federación Andaluza de Judo.

Concluidas las obligaciones militares, Francisco Rodríguez regresó en 1980 a su ciudad natal y se instaló de forma permanente como alumno en el Gimnasio Brieva, creado por el donostiarra afincado en Málaga Javier Brieva, siendo tomado por el maestro Antonio Jiménez y confiando a partir de 1983 su preparación física al entrenador de voleibol Pedro Rodado.

Desde esta base de operaciones, en el marco del Campeonato de España sénior, Francisco sumó cuatro medallas consecutivas a la lograda en 1979, para un total de cinco. A saber: medalla de oro (71 kg) en Barcelona 1980, medalla de plata (65 kg) en Madrid 1981, medalla de oro (65 kg) en Madrid 1982 y medalla de oro (65 kg) en Madrid 1983.

Paralelamente, abrió la puerta de su recorrido internacional a bordo del equipo español sénior, con el que participó en el Torneo Villa de Madrid de 1981 (oro en 71 kg), el Campeonato de Europa de Rostock 1982 (5.º en 65 kg), la Copa Latina de Roma 1982 (plata en 65 kg) y Bruselas 1983 (plata en 65 kg) y los Juegos Mediterráneos de Casablanca 1983 (medalla de bronce en 65 kg).

Esta medalla en el certamen mediterráneo y el propio título de campeón nacional respondían a los criterios impuestos por la federación española para entrar en la preselección que se formó en 1983 con vistas a definir el equipo que iba a participar en los Juegos Olímpicos del año siguiente. Dicho equipo, de 20 yudocas, se redujo a la mitad en septiembre de 1983 y a dicho corte sobrevivió el malagueño merced a sus prestaciones –por debajo del 8.º puesto– en los campeonatos de Europa y del mundo de ese año, en París (Francia) y Moscú (Rusia), respectivamente, y al 7.º puesto obtenido en su categoría en las VIII Espartaquiadas, en Moscú.

Así las cosas, nuestro biografiado llegó al decisivo año de 1984 y al final del exigente proceso selectivo para estar en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, que culminaba con la disputa en el mes de mayo del Campeonato de Europa en Lieja (Bélgica). Subrayar que los criterios de participación establecidos por el Comité Olímpico Español para el judo fueron los de haber obtenido uno de los ocho primeros puestos en el Campeonato del Mundo o uno de los seis en el Campeonato de Europa, condiciones que, antes de la reválida final en la capital de la Bélgica francófona, solo había conseguido Carlos Sotillo. Por tanto, como recuerda nuestro biografiado, “en el Europeo previo a los Juegos había que jugarse las cinco plazas españolas. No conseguí un buen resultado y los otros compañeros se clasificaron. Entonces, el seleccionador vio que era injusto quedarme sin los Juegos siendo el yudoca con mejor historial. Habló con la federación y se consiguió”.

En efecto, el malagueño no se clasificó entre los ocho primeros de los 65 kg, si bien el entrenador, el coreano nacionalizado español Lee Young, que había sustituido en marzo en el cargo de seleccionador a José María Chinchurreta, posibilitó que la expedición española a Los Ángeles estuviese formada por seis deportistas.

De esta forma, Francisco Rodríguez debutó en las Olimpiadas el 4 de agosto de 1984 presentándose a la primera ronda del peso semiligero –entonces 65 kg, actualmente 66 kg– en el Pabellón del Nido del Águila de la Universidad del Estado de California. Con una inscripción de 34 luchadores, el andaluz no logró acceder a la ronda final ni a la repesca al ser derrotado en el primer combate por Sandro Rosati luego de un enfrentamiento muy igualado que el juez decretó favorable al italiano por una leve penalización al español, que salió de la zona de combate en la aplicación de una técnica.

Al regreso a España y, sobre todo, tras el sacrificio exigido en el proceso selectivo, a Francisco no le quedaron ganas de ponerse un judogui y decidió ese mismo año retirarse del alto rendimiento, a los 27 años, para efectuar la transición a la faceta pedagógica, en la que tantas satisfacciones ha obtenido desde entonces, enseñando a los aprendices más pequeños y también a luchadores más avezados, tal es el caso de la triple campeona paralímpica Carmen Herrera. En un frente u otro, su labor en Málaga ha sido grandísima en los foros del Club Brieva, las escuelas deportivas municipales y el Club Universidad de Málaga.

En la actualidad entrena a yudocas de nivel como Herrera o Pedro Pablo Navarro, campeón de España sénior, en el marco de la Escuela de Judo Rodríguez, que tiene su sede en Ciudad Jardín. Asimismo, su experiencia y conocimientos han sido requeridos por la Universidad Internacional Deportiva de Andalucía (Unisport), el Instituto Andaluz del Deporte y la Federación Andaluza de Judo, de la que ha sido técnico y seleccionador de los equipos séniors y es hoy día director deportivo.

Casado con Cristina y padre de dos hijos, Fabio –profesor de judo que lleva la dirección de su escuela– y Pablo –fue subcampeón de España sénior, aunque ya no compite–, Paco sigue además trabajando como responsable de mantenimiento en las instalaciones de la Ciudad Deportiva de Carranque, aunque ya parcialmente jubilado.

Biografía extraída del libro 341 Historias de Grandeza, de los autores Pepe Díaz García y José Manuel Rodríguez Huertas, y actualizada a 27 de noviembre de 2020