Francisca Bazalo Gallego

DEPORTISTAS OLÍMPICOS Y PARALÍMPICOS ANDALUCES

Francisca Bazalo Gallego
Paralímpica

Paqui
Bazalo

Málaga

Francisca Bazalo Gallego

05.05.1962

Málaga

3
Juegos ParalímpicosDeporteCategoríaPrueba
Resultado
1992 Barcelona (España)Esgrima_en sillaFemeninaEspada individual 3-4
Medalla de oro
1992 Barcelona (España)Esgrima_en sillaFemeninaEspada equipos
Medalla de bronce
1996 Atlanta (EE.UU.)Esgrima_en sillaFemeninaEspada individual A
Puesto 8
1996 Atlanta (EE.UU.)Esgrima_en sillaFemeninaEspada equipos
Medalla de bronce
1996 Atlanta (EE.UU.)Esgrima_en sillaFemeninaFlorete individual A
Puesto 8
1996 Atlanta (EE.UU.)Esgrima_en sillaFemeninaFlorete equipos
Puesto 4
2000 Sídney (Australia)Esgrima_en sillaFemeninaFlorete individual A
Puesto 9
2000 Sídney (Australia)Esgrima_en sillaFemeninaFlorete individual A
Puesto 6
2000 Sídney (Australia)Esgrima_en sillaFemeninaFlorete equipos
Puesto 6


Biografía de Francisca Bazalo Gallego

Cuando aquel 6 de septiembre de 1992 Paqui Bazalo ganó la medalla de oro en espada individual clases 3-4 en Barcelona, muy posiblemente desconocía la importancia del éxito en cuestión. Llevaba menos de un año en la esgrima y nuestro deporte, en líneas generales y salvo loables excepciones, nunca se ha caracterizado por llevar un registro fiable de resultados, clasificaciones, palmareses con los que poder tildar, a ciencia cierta, con calificativos absolutos los éxitos obtenidos. O quizás sí era consciente, en medio de aquella algazara que la rodeaba. Sea un caso u otro, desde nuestra modesta aportación, sepa el lector que aquel día, en ese lugar, Francisca Bazalo, Paqui, se convirtió en la primera campeona paralímpica del deporte andaluz y la primera –y única hasta la fecha– medalla de oro de la esgrima española en silla.

Basten tales honores para ponderar la extraordinaria significación de la trayectoria deportiva de esta malagueña, quien nació en la capital el 5 de mayo de 1962 y que en su periplo activo se granjeó el seudónimo de la Reina de Espadas, por su identificación con esta arma.

Hija de José y Josefa y primogénita de once hermanos, Paqui sufrió de niña una poliomielitis que le dejó secuelas físicas sobre todo en el tren inferior, las cuales, aun pudiendo valerse de sus propias piernas para desplazarse, le abrieron la posibilidad de integrarse en la corriente de adhesión a la esgrima en silla que se conformó en España a un año de los Juegos de Barcelona 1992, mediante la creación de clubes en Toledo, Madrid, Barcelona y Málaga (Club de Esgrima Ciudad Jardín). Como ella reconoce, por entonces sus pretensiones se encaminaban hacia la práctica lúdica de la natación, pero “quedé seducida por la esgrima cuando me lo plantearon, por el hecho de que una persona con discapacidad pudiese hacer ese deporte. Y ya, cuando entré en la sala el primer día, sin haber hecho nunca deporte, sentí que aquel era mi sitio”. Hablamos de noviembre de 1991.

Pese a todo, los inicios fueron difíciles. El difícil aprendizaje de la técnica y el peaje de dolor físico que la esgrima se cobra mermaron al principio la moral de nuestra biografiada, quien, siendo mujer empecinada y orgullosa, superó aquellas dificultades con arrojo e ingenio: “Con una garrafa de plástico recortada mi abuela me construyó un protector para protegerme el cuerpo de los golpes”.

Sin tiempo que perder –bendita improvisación española–, a Paqui la hicieron debutar en competición en un torneo nacional que se disputó en Madrid, donde obtuvo su primera medalla (bronce) en espada individual, e inmediatamente, con solo un mes de práctica, fue convocada por el imberbe equipo español que marchó a Francia para disputar dos competiciones antes de terminar el año: el Torneo Internacional de Grenoble (13.ª en espada) y el Campeonato de Francia Abierto, en Auch, en el que Bazalo acabó 4.ª y fue la mejor española, ganándose el derecho a participar en la concentración permanente y específica para esgrima en silla que se organizó en Barcelona unos siete meses antes de las Paralimpiadas al objeto de preparar específicamente la magna cita.

Paqui, por tanto, dejó Málaga para marchar al epicentro del deporte español aquel año del 92 y, entre entrenamiento y entrenamiento, tuvo ocasión de mostrar la tiradora en que se había convertido durante el primer Campeonato Nacional de Esgrima en Silla, celebrado los días 6 y 7 y de junio en San Feliú de Llobregat, en cuyo marco se hizo con la primera de sus 12 medallas de oro estatales, imponiéndose en la única prueba femenina disputada (espada) a sus paisanas y compañeras del Ciudad Jardín Cristina Pérez Naranjo y Carmen Martín Jiménez.

En tales condiciones, llegó la malagueña a los Juegos de Barcelona, debutando el reseñado 6 de septiembre. Un intenso día en el que se desarrollaría todo el torneo de espada para las clases 3 y 4, con nueve tiradoras en liza, de las cuales quedó eliminada tras la primera fase la de peor balance en la misma. Paqui salvó esta criba con una tarjeta de tres derrotas (1-5 ante Alison Hopkins, 4-5 ante Patricia Picot y 4-5 ante Laura Presutto) y una victoria (5-3 a Suzannah Rockett), aunque en el cruce de cuartos de final debía enfrentarse con la mejor esgrimista, la francesa Picot.

“En la fase preliminar intentaron descolocarme psicológicamente reclamando mi rival francesa que iba con equipamiento no homologado. Tras solventarse todo eso, mi tristeza por ese comportamiento se convirtió en coraje y el coraje me hizo llegar a la final. De ahí que cuando me volví a enfrentar en los cruces con Patricia Picot, me dije que no se escaparía viva. No me costó ningún trabajo derrotarla”. En efecto, la andaluza se impuso por 2 sets a 1 (5-6, 6-5 y 5-1) y luego en semifinales batió a Presutto también por 2-1 (4-6, 6-5 y 6-5). En ambos casos había batido a adversarias que le habían ganado en la ronda inicial. Definitivamente en la final, Bazalo ganó el oro por un tocado ante la gala Josette Bourgain, por 2-1 (3-6, 6-5 y 6-5).

Con la medalla al cuello, Bazalo se presentó al día siguiente en la prueba por equipos, junto a la madrileña Gema Hassen-Bey y Cristina Pérez. Con una exigua inscripción de cuatro conjuntos, la eufemística fase preliminar sirvió para jerarquizarlos de cara a las semifinales. España perdió con Italia (2-5), Francia (4-5) y Reino Unido (3-5), de modo que como última clasificada se enfrentó a la primera, Italia, que volvió a vencer a España (5-1) y terminaría ganando el título paralímpico. Por tanto, solo restaba para las españolas la lucha por el bronce, ante Reino Unido, al que, esta vez sí, vencieron por 5-2 para ocupar su plaza en el podio.

Tras aquella inolvidable experiencia en Barcelona y después de ese “instante de gloria que mereció todo el sacrificio y el esfuerzo”, la malagueña, propuesta a revivir esa sensación, continuó en el alto nivel y engrandeció su nombre a lo largo de las ocho siguientes temporadas. Dos ciclos paralímpicos completos en los que, amén de participar en dos Juegos más, destacó dentro y fuera de nuestras fronteras.

Compitió en todos los campeonatos de España (Toledo 1993, Torremolinos 1994, Madrid 1995, Gijón 1996, Madrid 1997, Madrid 1998, Madrid 1999 y Madrid 2000), alzándose con 6 entorchados en espada (94, 95, 97, 98, 99 y 00), 5 en florete (94, 95, 96, 98 y 99), 3 medallas de plata en florete y 2 bronces en espada. Asimismo, representó a España en dos ediciones del Campeonato del Mundo y tres del Campeonato de Europa.

En el certamen mundialista, se estrenó en Hong Kong 1994, donde ganó sus tres medallas de bronce universales (espada individual, espada por equipos y florete por equipos), y repitió en Eürskirchen 1998 (7.ª en espada y 6.ª en florete). En el Europeo, concurrió a Blackpool 1995 (9.ª en espada, 10.ª en florete, medalla de plata en espada por equipos y 4.ª en florete por equipos), París 1997 (4.ª en espada, 6.ª en florete y 5.ª en espada por equipos) y Varsovia 1999 (4.ª en espada, 11.ª en florete, 5.ª en espada por equipos y 6.ª en florete por equipos).

Primera clasificada del ranking mundial de espada al término de las temporadas 1992, 1993, 1994 y 1995 –segunda en 1996 y tercera en 1997–, Paqui desarrolló toda su carrera deportiva con base de operaciones en Málaga, al lado de su entrenador, Antonio Marzal, a veces con escasos recursos técnicos a su alcance y en algunas ocasiones buscando en primera persona los medios necesarios para poder competir en torneos internacionales, en los cuales también destapó su extraordinario carácter competitivo. Fueron los casos de Pisa 1995 (bronce en florete y 6.ª en espada), París 1996 (6.ª en espada y 7.ª en florete), Pisa 1996 (9.ª en espada y florete), Grenoble 1996 (7.ª en espada), Tauberbischofsheim 1998 (7.ª en espada) y Pisa 1998 (8.ª en florete y 9.ª en espada). Por otro lado, en el Abierto de España, disputado en paralelo a los nacionales, ganó en espada y florete en 1999, fue segunda en florete 1995 y en espada en 1995 y 2000, y tercera en espada en 1994 y 1998 (también en florete).

Atlanta 1996 se presentó como esa nueva ocasión que Paqui anhelaba para volver a experimentar las sensaciones de Barcelona. Obviamente, las circunstancias fueron otras, fundamentalmente el entorno, el no competir en casa y la presión que ostenta todo defensor de un título paralímpico, pero, pese a todo, nuestra biografiada disfrutó de un nuevo momento mágico cuando otorgó a España la medalla de bronce en el torneo colectivo de espada.

En sus segundos Juegos, Paqui compitió en todo lo posible y encadenó en cuatro días, del 17 al 20 de agosto, participación en las pruebas individuales y por equipos de espada y florete. En esta arma, inició su particular maratón cayendo (3-15) en cuartos de final ante la consiguiente campeona, la francesa Josette Bourgain, luego de una fase previa en la que obtuvo cuatro derrotas en otros tantos duelos con Jadwiga Polasik (4-5), Laura Presutto (1-5), Silke Schwarz (0-5) y Bourgain (1-5), y de su triunfo en octavos de final frente a Monika Hertrich (15-6). Al día siguiente, el equipo español compuesto por Bazalo, Cristina Pérez y Gema Hassen-Bey venció (45-22) a Estados Unidos en el único enfrentamiento de cuartos de final, pero perdió consecutivamente con Francia (16-45) y Alemania (32-45), en semifinales y final por el bronce, respectivamente.

Ya en su arma predilecta, la espada, categoría A, el recorrido de Paqui volvió a interrumpirse en cuartos de final. Perdió sus cuatro matchs de preliminares (2-5 ante la francesa Patricia Picot, 1-5 ante la polaca Jadwiga Polasik, 4-5 ante la italiana Laura Presutto y 2-5 ante la alemana Silke Schwarz), venció (15-13) a Presutto en octavos de final y la alemana Monika Hertrich (10-15) le cerró el paso a las semifinales. La sucesora de Paqui en lo alto del podio fue la francesa Sophie Belgodere.

Por último, por conjuntos, las españolas Bazalo, Pérez y Hassen-Bey se impusieron (45-21) a las americanas en el solitario duelo de cuartos de final, perdieron en semifinales a manos de Alemania (26-45) y cerraron los Juegos consiguiendo el bronce frente a Italia, con suspense (45-44).

Cuatro años más tarde, la tiradora malagueña viajó a Sídney para sus terceros Juegos con una decisión tomada: “Cuando estás arriba es difícil marcharse, pero cada vez se me hacía más duro, más doloroso y yo realmente lo había ganado todo, lo había dado todo por la esgrima a costa de no tener vida personal. Viajé a Sídney sabiendo que eran mis últimos Juegos”. Era el escenario idóneo para la despedida de una Grande.

Aunque esta vez no pudo pisar el podio, su balance en Australia fue muy digno, fundamentalmente en el torneo individual de florete, en el que llegó más lejos que nunca en el marco de las Paralimpiadas: 6.ª clasificada. Paqui se erigió en vencedora de tres combates en la fase preliminar (5-2 a la argentina Rosa Legorburu, 5-3 a la alemana Silke Schwarz y 5-0 a la canadiense Sylvie Morel), con una sola derrota (1-5) ante su eterna rival, Patricia Picot, a la postre campeona. El triunfo sobre la española Mariona Hellín (15-8) en octavos de final le permitió avanzar a cuartos, donde la transalpina Laura Presutto (6-15) le cerró el paso a las medallas. En el torneo colectivo de florete, España (Bazalo, Hellín y Hassen-Bey) terminó 6.ª de 7 conjuntos luego de perder en cuartos de final ante Alemania (21-45) y, por los puestos de consolación, ganar a Estados Unidos (39-45) y caer a manos de las italianas (28-45).

Definitivamente, el 23 de octubre de 2000, Paqui Bazalo puso fin a su carrera deportiva disputando su último torneo, cómo no, de espada. Con tres victorias (5-4 a la americana Lisa Dianne Lanier, 5-2 a Picot y 5-3 a Legorburu) y una derrota (2-5 ante la polaca Agnieszka Rozkres), que le dieron el segundo puesto del grupo A en preliminares, no pudo acceder directamente a cuartos de final –pasaban la primera de cada uno de los tres pools y la mejor segunda– y en octavos, de nuevo Laura Presutto, la 3.ª del grupo C, le batió (4-7). El oro correspondió a la polaca Jadwiga Polasik.

Retirada de la práctica deportiva, Paqui Bazalo –Premio Andalucía de los Deportes en 1995 y 1998– siguió siendo una referencia del deporte adaptado al entrar a trabajar (2001) en la Fundación Andalucía Olímpica y asumir la gestión del Plan Paralímpicos Andaluces, el primer programa autonómico en España de ayuda directa a deportistas paralímpicos. Esta labor, que llevó a cabo hasta 2014, la compatibilizó con la organización de la Conferencia Internacional sobre Deporte Adaptado en 2003, 2007 y 2011 y la impartición de conferencias y cursos en los que prestó su colaboración altruista y cercana, difundiendo sus experiencias fundamentalmente a las nuevas generaciones de deportistas andaluces con discapacidad. Experiencias las suyas que fue enriqueciendo gracias a la asistencia, como representante de distintos organismos, a los Juegos Paralímpicos de 2004, 2008 y 2012.

Desde junio de 2015 y hasta 2018 ha ocupado el cargo de concejala de Accesibilidad en el Ayuntamiento de Málaga, aunque su corazón sigue perteneciendo al deporte paralímpico.

Biografía extraída del libro 341 Historias de Grandeza, de los autores Pepe Díaz García y José Manuel Rodríguez Huertas, y actualizada a 22 de octubre de 2020