Antonio Moreira Montero

DEPORTISTAS OLÍMPICOS Y PARALÍMPICOS ANDALUCES

Antonio Moreira Montero
Cádiz

Antonio Moreira Montero

20.01.1897

Sanlúcar de Barrameda (Cádiz)

1
Juegos OlímpicosDeporteCategoríaPrueba
Resultado
1920 Amberes (Bélgica)Tiro olímpico_PrecisiónMasculinaFusil libre 3P 300 m equipo
Puesto 11
1920 Amberes (Bélgica)Tiro olímpico_PrecisiónMasculinaFusil militar de pie 300 m equipo
Puesto 14
1920 Amberes (Bélgica)Tiro olímpico_PrecisiónMasculinaFusil militar tendido 300 m equipo
Puesto 7
1920 Amberes (Bélgica)Tiro olímpico_PrecisiónMasculinaFusil militar tendido 600 m equipo
Puesto 13
1920 Amberes (Bélgica)Tiro olímpico_PrecisiónMasculinaFusil militar tendido 300/600 m equipo
Puesto 12
1920 Amberes (Bélgica)Tiro olímpico_PrecisiónMasculinaFusil calibre pequeño de pie 50 m
Sin puesto
1920 Amberes (Bélgica)Tiro olímpico_PrecisiónMasculinaFusil calibre pequeño de pie 50 m equipo
Puesto 9


Biografía de Antonio Moreira Montero

Luego de la presencia de Mauricio Álvarez de las Asturias en París 1900, el sevillano Leopoldo Sáinz de la Maza y el gaditano Antonio Moreira fueron los encargados de dar continuidad a la incipiente participación de deportistas andaluces en los Juegos Olímpicos concurriendo a Amberes 1920. El polista se estrenó en competición el 25 de julio y ha quedado en los anales de nuestro deporte como el segundo olímpico andaluz según el orden cronológico de competición, mientras que nuestro actual biografiado ocuparía el tercer lugar debido a su debut el 29 de julio en el campo de tiro de Beverlo.

Nacido el 20 de enero de 1897 en la preciosa localidad gaditana de Sanlúcar de Barrameda, Antonio era hijo de Ramón Moreira y Regla Montero y tenía tres hermanos: el primogénito José y los dos menores, llamados Carmen y Pedro. Una familia humilde que se mantenía gracias a la profesión de organista de su padre y cuyas condiciones económicas impidieron un mayor recorrido académico de nuestro protagonista, el cual realizó íntegramente en la Escuela del Sagrado Corazón de Jesús, situada en el número 15 de la sanluqueña calle San Agustín.

Su recorrido como estudiante concluyó a la edad de 14 años, cuando, sabiendo leer y escribir, comenzó a trabajar como oficinista en las Bodegas Florido Hermanos. A esta empresa familiar estuvo vinculado hasta que en junio de 1918 ingresó como soldado voluntario en el cuerpo de Infantería de Marina, después de haber comenzado el servicio militar en la Capitanía General de Sevilla y haber superado un examen en el que demostró tener las capacidades necesarias para ser escribiente, obteniendo destino cerca de los suyos, en el regimiento de San Fernando.

Seis meses después de llegar a la Isla de León, aprobó con excelente nota el examen teórico-práctico para cabo y en enero de 1919 se estrenó en el nuevo rango, en el que permanecería realizando el servicio militar hasta finales de 1920.

En este tiempo en la Marina, Antonio Moreira tuvo la ocasión de perfeccionar su grandísima afición por el tiro, encontrando en el ejercicio militar un escenario donde practicarlo y un camino para hacerlo en competiciones oficiales. Por entonces, el tiro en España estaba regulado por la Sociedad del Tiro Nacional, una entidad de carácter privado que recibía soporte legislativo de los ministerios de la Guerra y la Marina, donación de material (cartuchos) y ayuda para la construcción de campos de tiro, tales fueron los casos de San Sebastián (1915) y Santander (1917), no en vano la mayoría de los competidores eran militares.

La Armada Española, en concreto y desde 1911, autorizaba la asistencia a los concursos a un máximo de tres oficiales y otros tantos soldados de tropa y marinería por cada regimiento, incluyendo dicha autorización dietas en el caso de los oficiales y la cobertura de los gastos de matrícula y viaje y una gratificación diaria de dos pesetas, en el caso de los soldados, todo ello a cargo del Estado.

Con tales facilidades, el sanluqueño Moreira, siempre en arma larga o fusil, comenzó a competir al poco de instalarse en San Fernando y ya en septiembre de 1918 acudió al XVIII Concurso de Tiro Regional en Cádiz, en el que ganó la séptima tirada –el premio consistió en un objeto de arte donado por la infanta Isabel–, fue 4.º en la segunda y 5.º en la octava, el Campeonato provincial. Además, se impuso por equipos con los concursantes de Infantería de Marina.

La siguiente referencia competitiva que poseemos de nuestro protagonista nos lleva al frenético mes de junio de 1920 cuando enlazó en el polígono de la Moncloa de Madrid dos competiciones en las que demostró su enorme valía.

Para empezar, del día 5 al 15 se celebró el Concurso de Tiro de Madrid con toda la elite nacional y en este certamen ganó la medalla de oro en la clase de maestro tirador desde 200 metros, acabó 8.º en la tirada de clases y soldados –recibió un premio de 40 pesetas, más de su sueldo mensual– y 10.º en la tirada de honor y fundamentalmente se proclamó campeón de la Copa del Rey en la tirada de equipos militares, junto al soldado Joaquín Jiménez Salmerón. Asimismo, con este mismo compañero, ganó la tirada de equipo de patrullas.

Más tarde, a partir del 23 de junio, tuvieron lugar las pruebas clasificatorias para los Juegos Olímpicos de Amberes, a los que la Sociedad del Tiro Nacional había sido invitada: se había acordado que España estuviese representada por dos equipos, uno de pistola y otro de rifle. Así pues, 25 deportistas se presentaron –previa selección– para aspirar a las plazas en juego, consistiendo las pruebas de fusil en tres tiradas de 120 disparos desde 200 metros, una por cada posición, esto es, de pie, de rodillas y tendido.

Al término del selectivo, obtuvieron las cinco primeras posiciones los oficiales José Bento López, Antonio Bonilla San Martín, Domingo Rodríguez Somoza y Luis Calvet Sandoz, además del cabo Antonio Moreira, quinto clasificado. Todos ellos, integraron el equipo español de arma larga que el 21 de julio tomó el tren en la madrileña estación del Norte camino de París y luego Amberes. Junto a ellos, viajaron las nuevas armas adquiridas en Suiza por la Sociedad nacional y con las que, por tanto, tuvieron poca adaptación antes de la competición olímpica.

Los Juegos de Amberes se inauguraron oficialmente el 14 de agosto, si bien diversas competiciones se realizaron íntegramente antes, caso del tiro, que contó con 21 pruebas, el mayor número de la historia olímpica. La sede fue el campo militar de Beverlo y, según se refleja en el libro Los primeros militares olímpicos españoles, de José Miguel García García, los españoles y el resto de concursantes fueron alojados en un campamento militar a las afueras de la citada localidad flamenca y que distaba cinco kilómetros del campo de tiro. Distancia que los nuestros hacían caminando por no disponer de otro medio de transporte.

El debut del conjunto español de rifle y Antonio Moreira –el más joven de los 236 tiradores en liza, con 23 años y 190 días– se produjo el 29 de julio concursando nada menos que en cuatro pruebas, todas por equipos y con fusil militar. En posición tendida, los españoles acabaron séptimos desde 300 metros (278 puntos), decimoterceros desde 600 metros (253) y duodécimos en la combinada desde 300 y 600 metros (510), pruebas todas ellas ganadas por Estados Unidos (289, 287 y 573 puntos, respectivamente) y con una inscripción de 14/15 equipos. En posición erguida desde 300 metros, el oro se lo llevó Dinamarca (266) y España acabó 14.ª y última empatada con Checoslovaquia a 200 puntos.

Dos jornadas después, el 31 julio, fue el turno de la prueba de fusil libre en tres posiciones (tendido, arrodillado y de pie) y desde 300 metros. Los americanos sumaron 4.876 puntos para llevarse un nuevo título olímpico, en tanto que Moreira, Bento, Bonilla, Rodríguez y Calvet reunieron 4.080 puntos y se situaron en la 11.ª plaza entre 14 formaciones.

Quedaba un último día para representar a España en el campo de tiro y fue el 2 de agosto, en el que se dilucidaron las medallas en rifle de calibre pequeño, de pie y desde 50 metros. Por conjuntos, los americanos volvieron a no dar tregua –primeros con 1.899 puntos– y los españoles quedaron en el 9.º y penúltimo puesto (1.753). Respecto a la prueba individual, los informes olímpicos no recogen clasificación por debajo de los tres medallistas, de forma que se desconoce el orden de 46 de los 49 tiradores en liza, entre ellos nuestro andaluz.

Terminado el torneo olímpico y tras unos días más en Bélgica, el equipo español casi al completo, tanto el de fusil como el de pistola, llegó a territorio español, a San Sebastián, en la madrugada del 9 de agosto, debiendo destacar que los ecos de su participación en Amberes en la prensa nacional fueron más bien negativos, pese a los dos diplomas logrados –el otro fue en pistola. Ello se debió a las críticas recibidas por los excesivos gastos que conllevó la estancia y el viaje, así como la veteranía de algunos tiradores.

De regreso a Cádiz, Antonio Moreira continuó con sus obligaciones en el regimiento de San Fernando y volvió a exhibir su maestría en el tiro en el Concurso de San Sebastián, celebrado entre los días 25 de agosto y 10 de septiembre de 1920 y donde ganó la tirada de honor, por cuyo mérito recibió una copa donada por la reina María Cristina. Pero poco más. Al poco tiempo dejó el servicio militar –que nunca llegó a satisfacerle plenamente– y esta circunstancia conllevó que tuviese que abandonar el tiro, ya que fuera del ámbito militar los costes de esta práctica deportiva (arma, munición, desplazamientos, inscripción, etc.) eran inasumibles para sus posibilidades económicas.

Ya siempre en Sanlúcar de Barrameda, contrajo matrimonio con Ana García Gómez, con la que tuvo cuatro hijos –Antonio, Ana (fallecida al nacer), Manuel y Juan–, y laboralmente regresó a su oficio de escribiente en Florido Hermanos, aunque también progresó fuera de este ámbito. Fue empresario del teatro municipal, compró tres aranzadas de viña en el Pago La Callejuela y cuatro aranzadas en el Pago Pozo del Tiznado –unas dos hectáreas y media en total–, un tractor y una máquina trilladora fija, además de un edificio en el 16 de la calle Alcoba, que explotó como casa corral de vecinos.

Asimismo, fue contable de las Bodegas García Monge, reseñando la curiosidad de que diseñó la etiqueta de uno de sus principales productos, la manzanilla Pipiola, luego de asistir en el teatro a la representación de la obra de los hermanos Álvarez Quintero que se titula Las Pipiolas.

Desgraciadamente, Antonio Moreira, nuestro tercer olímpico, falleció el 28 de enero de 1937 en su localidad natal al poco de cumplir los 40 años debido a una septicemia. Sus restos mortales se encuentran en el cementerio de Sanlúcar de Barrameda.

Biografía extraída del libro 341 Historias de Grandeza, de los autores Pepe Díaz García y José Manuel Rodríguez Huertas, y actualizada a 11 de diciembre de 2020