Alfonso Abellán Linares

DEPORTISTAS OLÍMPICOS Y PARALÍMPICOS ANDALUCES

Alfonso Abellán López
Jaén

Alfonso Abellán Linares

20.07.1951

Villacarrillo (Jaén)

1
Juegos OlímpicosDeporteCategoríaPrueba
Resultado
1988 Seúl (Corea del Sur)AtletismoMasculinaMaratón
Puesto 64


Biografía de Alfonso Abellán Linares

Perteneciente a la notable generación de maratonianos españoles de los años 80 del siglo pasado, en la que estaban, entre otros, Gaspar Esnaola, Honorato Hernández, Eleuterio Antón, Juan Carlos Traspaderme y Santiago de la Parte, Alfonso Abellán fue uno de sus más insignes exponentes pese a la cortedad de su singladura atlética. Apenas siete temporadas en el alto rendimiento que le bastaron para ser dos veces campeón de España e internacional en todos los acontecimientos posibles, incluidos unos Juegos Olímpicos.

Atleta que destacaba por la regularidad y una forma calculadora de correr que bien valoraban los técnicos nacionales cuando llegaban las copas mundiales y europeas, hizo toda su trayectoria deportiva en Cataluña, donde algunos le llamaban Alfons, pero lo cierto y verdad es que nuestro protagonista es andaluz ya que nació el 21 de julio de 1951 en la localidad jiennense de Villacarrillo. No obstante, la emigración para la búsqueda de trabajo de sus padres hizo que el pequeño Alfonso estuviese ya en Barcelona cuando contaba con 5 años de edad.

En el entorno barcelonés se formó académicamente y también se inició en el deporte que desde pequeño ocupó sus pensamientos y anhelos: el fútbol. No fue mal jugador y de hecho encadenó muchos años jugando por los campos de la provincia en equipos como la Unión Deportiva San Andrés, la Escuela de Fútbol Moncada, el Buen Pastor, el equipo aficionado del Real Club Deportivo Español, el Reus Deportivo y finalmente el FC Cardedeu, donde encontró por fin el disfrute en el juego que en los anteriores equipos apenas había hallado.

Posteriormente, este espigado y delgado jiennense –1,76 metros de altura y solo 53 kilos de peso– probó en fútbol sala, tenis y ciclismo, siempre desde una vertiente aficionada, la misma desde la que en 1981 se arrimó al atletismo de carreras de fondo después de que unos compañeros de trabajo en la Fuerza Eléctrica de Cataluña S.A. (FECSA) -donde colaboró durante cuarenta años- le invitaran a salir a correr con ellos.

Así fue como Alfonso comenzó a sus 30 años en el atletismo, obviamente de carácter popular en estos inicios y respondiendo a aquella moda del footing que cuajó en España a principios de los ochenta. Probó y le gustó. Se entusiasmó con la sensación de libertad que sentía en pleno trote hasta el punto de que, tras dejarlo casi un año, volvió con la fuerza de un objetivo determinado: competir en la Maratón de Cataluña –así se llamaba entonces la actual Maratón de Barcelona– del 13 de marzo de 1983 e intentar ganar una invitación para la Maratón de Nueva York.

De forma totalmente autodidacta, con la única ayuda de literatura sobre maratones y a base de entrenar a la antigua usanza, esto es, haciendo muchos kilómetros, Alfonso debutó en octubre de 1982 en la Maratón de San Sebastián y realizó un fantástico tiempo de 2 horas, 23 minutos y 30 segundos después de siete meses de preparación, dejando entrever su enorme potencial para el fondo.

Inmediatamente fichó por la sección atlética del FC Barcelona para la temporada 1983 y se integró en su grupo de fondistas bajo la tutela técnica de Vicente Egido, que le proporcionó una preparación más profesionalizada. Con los culés, Alfonso participó en efecto en la carrera de la Ciudad Condal, obtuvo el 8.º puesto absoluto (2:19:22) y, sobre todo, la ansiada plaza para Nueva York, donde debutó el 23 de octubre con el equipo de Cataluña: entró 78.º, con 2:21:26.

Alfonso Abellán se había convertido de la noche a la mañana en un maratoniano de nivel y en 1984 no hizo sino confirmar sus posibilidades con prestaciones tales como el 7.º puesto (2:18:23) en la Maratón de Barcelona el 18 de marzo, el 6.º (2:19:13) en el Campeonato de España de Fuenterrabía el 20 de mayo y el 22.º (2:22:01) en la Maratón de Nueva York el 28 de octubre, donde de nuevo acudió con el equipo de Cataluña al lado de Domingo Catalán y Pedro Rodríguez, entre otros.

Sin embargo, la verdadera entrada de nuestro biografiado en la elite se produjo el año 1985 -temporada en la que ya se entrenaba a si mismo, al haber obtenido el título de entrenador nacional de atletismo, así como a otros fondistas- a raíz de proclamarse el 3 de febrero campeón de España en Laredo (Santander) con un tiempo de 2:13:38, que rebajaba en cinco minutos su mejor actuación e igualaba la cuarta mejor marca nacional de todos los tiempos. Además, lo hizo batiendo en casi un minuto a Santiago de la Parte –detentador del récord de España (2:11:10) desde 1984– y Honorato Hernández.

La corona estatal le ocasionó la entrada en el equipo nacional de fondo y la primera convocatoria internacional con ocasión de la I Copa del Mundo de Maratón, disputada el 14 de abril en Hiroshima (Japón). Allí, el andaluz acabó 28.º (2:14:31), liderando al equipo nacional, que fue 13.º por naciones y que también componían Hernández, Esnaola –los otros dos que puntuaron–, De la Parte y Eleuterio Antón, quienes se retiraron.

No quedó ahí la cosa porque en la recta final de la temporada, el 15 septiembre de 1985, Abellán volvió a defender la camiseta española, esta vez en la III Copa de Europa masculina de maratón, en Roma, donde alcanzó la 25.ª posición individual (2:18:10) y la 5.ª por naciones.

Ya en 1986, el jiennense se hizo con su única medalla internacional, el oro en el II Campeonato Iberoamericano de Maratón, que tuvo lugar el 2 de febrero en el marco de la Maratón Ciudad de Sevilla, imponiéndose con un tiempo de 2:15.07 al mexicano Manuel Vera Canelo y al cubano Ramadés González, que le acompañaron en el podio.

Regular como pocos, el 19 de octubre Alfonso volvió a correr en dos horas y cuarto deteniendo el reloj en 2:15:28 en la Maratón de Pekín, para clasificarse 23.º. Un par de meses después, nuestro protagonista abandonó el FC Barcelona para firmar contrato con el novedoso Nike Athletic Club, un pujante equipo que reunió a la mayoría de los mejores corredores de largas distancias del país: De la Parte, Juan Antonio Balsera, Eleuterio Antón, Domingo Catalán…

Con los colores de este club ganó (2:14:49) la Maratón de Laredo en 1987 y con los nacionales asistió a las dos grandes competiciones del año: la Copa del Mundo y el Mundial de Roma. En la primera, celebrada el 12 de abril en Seúl (Corea del Sur), Abellán terminó 19.º (2:15:03) y 4.º por equipos –junto a Honorato Hernández (8.º) y Balsera– a tan solo tres segundos de Francia, que se colgó la medalla de bronce. Luego, el 6 de septiembre, cruzó la meta del Estadio Olímpico romano en 28.ª posición (2:24:20) de la maratón de los segundos Campeonatos del Mundo de la IAAF, a los que concurrió con 36 años, un mes y 13 días, siendo el más veterano en debutar en un Mundial.

De esta forma, llegó en plenitud al año olímpico de 1988 y bien que lo demostró en los selectivos para las Olimpiadas, ya que se alzó con el título nacional por segunda vez en su carrera –ganó el 7 de febrero, con 2:14:42 en Valencia, por delante de Luis Adsuara y Jesús Esteban Montiel– y firmó su mejor tiempo de siempre (2:13:25) en la Copa de Europa, que acogió Huy (Bélgica) el 30 de abril y cuya línea de meta cruzó en 7.ª posición –no se logró puntuar para la clasificación por equipos.

Con tales mimbres, Alfonso Abellán fue designado por el técnico Carlos Gil, junto a Honorato Hernández, para defender el pabellón español en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988, cosa que hizo el 2 de octubre, el último día de aquellas Olimpiadas, siendo uno de los 118 competidores, de 70 países, que tomaron parte en la maratón. Tras 2 horas, 31 minutos y 10 segundos de carrera, nuestro andaluz se situó en el 64.º puesto de los 98 atletas que cruzaron la meta situada en el Estadio Olímpico de la capital surcoreana. Se impuso el italiano Gelindo Bordin, con 2:10:32.

Tras esta irrepetible vivencia, Alfonso afrontó una nueva temporada, aunque ya sin la motivación de antaño por cuanto el desempeño atlético le estaba restando demasiado tiempo para estar con la familia, que junto con el trabajo él tenía claro que debían estar por encima de la afición a correr. Así, el 22 de enero de 1989 corrió y ganó (1:04:50) la Media Maratón de Granollers que a la postre fue su última prueba oficial ya que en octubre de ese año se retiró unos días antes de la Maratón de San Sebastián, para la que se había estado preparando.

Biografía extraída del libro 341 Historias de Grandeza, de los autores Pepe Díaz García y José Manuel Rodríguez Huertas, y actualizada a 1 de noviembre de 2020